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Desde hace varias décadas atrás, se ha implementado la educación flexible para adultos, como una fórmula para atender a una alta población desertora de las aulas de clases.
Las razones son variadas, porque muchas situaciones entran a modificarle la vida a un estudiante, en ocasiones hasta los malos docentes, son uno de los conflictos para quien esta en los salones.
 Por ello muchos adultos, después de dejar el colegio, regresan al aula, cuando han transcurrido tres, cinco o hasta más años y, el objetivo es terminar su educación y obtener el diploma de bachiller.
De acuerdo con la directora del Instituto San Fernando Ferrini, Erundina Illidge Gómez “hemos detectado que son personas, quienes han manejado situaciones de trauma, en su época de adolescente no pudieron terminar su bachillerato, porque el sistema no se los permite, sea por: repitencia y otros por organizarse con hogares; no les fue posible siguieran estudiando”.

Erundina Illidge Gómez
La docente asevera “nosotros hemos descubierto, que la motivación de los adultos para estudiar en nuestro programa, personas hasta de 50 años, han regresado a los salones, porque al interior de sus hogares sus hijos los han entusiasmados y han visto el ejemplo, entonces ellos no quieren quedarse atrás”. 
Illidge Gómez enfatiza “se ha discriminado mucho a quien no tiene un aprendizaje fácil, los han llamado en el sistema tradicional ‘malos’, ‘brutos’ y, no hay ningún estudiante bruto, solo hace falta motivarlos, incentivarlos a estudiar y, porque no, dedicarle tiempo hasta cuando logre asimilar la información”.
La directora añadió “todas esas personas que tenían la ilusión de ser bachilleres y por errores no pudieron conseguirlo, solo esperan le tengan más paciencia en su aprendizaje”.