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Municipio de Riohacha entregó decreto de reconocimiento.
En ceremonia especial presidida por el Obispo de la Diócesis de Riohacha Monseñor Héctor Salad Zuleta, la comunidad cristiana reconoció los 15 años de vida sacerdotal del Padre Jefferson Ariza, párroco de la Catedral Nuestra Señora de los Remedios.
 Momentos cuando el alcalde de Riohacha, Rafael Ricardo Ceballos Sierra y la primera dama Nelsy Brito les entregan el reconocimiento al padre Jefferson Ariza.

Salad Zuleta, precisó que el Padre Jefferson Ariza ha mostrado a lo largo de su vida sacerdotal entrega al Todopoderoso, y un arduo trabajo evangelizador con resultados concretos a cada sitio que llega.
Destacó las actividades que el párroco desarrolla para avivar la fe de los fieles, pero también para hacerlos participes del servicio que se le presta al Señor en beneficio de los más necesitados.
Explicó Monseñor Héctor Salad Zuleta, que los sacerdotes son maestros de la palabra, además de servidores de los sacramentos y guía de la comunidad.
Precisó que el Padre Jefferson, muestra responsabilidad para emprender las tareas diarias, sobre todo cuando se trata de llegar  más abiertamente a la comunidad.
En ese mismo sentido, el alcalde del municipio de Riohacha Rafael Ceballos Sierra a través de un decreto especial destacó la labor evangelizadora del sacerdote, y lo puso como ejemplo de constancia para las nuevas generaciones.
Puntualizó que gracias a la labor de entrega, los fieles aumentan cada día en la catedral Nuestra Señora de los Remedios, y que las actividades que impulsa siempre son exitosas a pesar de las dificultades.
El Sacerdote
“Quince años son la mejor oportunidad, para seguirle agradeciendo al Señor lo que indignamente nos ha dado, nos ha confiado, pero también con la certeza de que con la ayuda de él y la confianza puesta en él, nos permitirá continuar en esta loable pero dura y difícil tarea del ministerio sacerdotal”, expresó el Padre Jefferson Ariza.
Aseguró que los 15 años en medio de tristezas, de alegrías, de triunfos y de fracasos, le han mostrado que su fe en el señor sigue viva, que le ha permitido responder en bien de la comunidad a pesar de las debilidades propias como ser humano.
En ese mismo sentido, el Padre Jefferson Ariza recordó  que lo más difícil de su tarea es lograr llegar al corazón de tanta gente, el poder convencer, el poder de alguna forma calar en el corazón de la comunidad, porque se encuentra dentro de la misma diferentes caracteres, diferentes formas de pensar, de obrar y allí es donde está la labor sacerdotal, ayudarle a la gente a cómo entender y comprender cuál es el camino que hay que seguir en torno a la palabra del señor.
Agregó que el momento más duro del ministerio sacerdotal, fue la muerte hace once años de su madre.
“Ha sido lo que ha marcado duramente mi ministerio sacerdotal, porque pienso que hemos de contar siempre con la ayuda, la comprensión, la compañía y el afecto de la madre”, dijo.