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Impresionante es ver cómo puede correr un atleta dando grandes zancadas persiguiendo su meta; su movimiento de gacela lo acompaña, es rápido y solo logra sentarse cuando ha terminado la carrera extenuado.  Pero ¿qué hay de aquellos deportistas que juegan sentados en una mesa? Aquellos que compiten con el mismo nivel de concentración que los futbolistas y obtienen las victorias ejecutando sus jugadas maestras.

Exacto, quiero hablar del ajedrez y mostrar una de sus pequeñas representantes guajiras: Aura Jaraba tiene 12 años de edad y practica ajedrez desde los 10 años.  La chispa por el deporte ciencia se le encendió cuando a los 8 años asistió a sus primeras clases en el colegio donde cursaba la primaria.

Fue amor a primera vista, pero no hablo de esos amores encontrados en viajes y que por situaciones del destino se alejan como gavilán satisfecho con su presa.  Me refiero a esos amores que permanecen, Aura se enlazó emocionalmente con cada una de las piezas colocadas en el tablero de ajedrez. Después de aprender las bases de este deporte, se unió a la liga de ajedrez de La Guajira, donde hoy se muestra como futura promesa del deporte.
Y es que ahora la mente de Aura trabaja de forma más intensa que la de muchos niños y niñas.  El pensar las jugadas que derribarán las fortalezas de su oponente es todo un desafío.  Debe ser meticulosa y efectiva para acorralar al rey y dejarlo indefenso, es decir, darle un jaque mate.
Su afición por el ajedrez
“A mí me gustó el ajedrez porque es un deporte de ciencia y de inteligencia, me interesó mucho como se movía cada pieza y las jugadas que hacían”, con estas palabras, Aura relata los inicios de su pasión, ella no necesitar mover su cuerpo sobre un amplio terreno, solo con breves y contundentes movimientos de manos ataca a su adversario.Aura-Jaraba1
Esta menor guajira se prepara con esfuerzo antes de cada torneo.  En las competencias ha podido escalar los peldaños que alguna vez  pisaron los grandes del ajedrez.  “He ido a Pereira, Villavicencio, dos veces a Cartagena, donde la última vez quedé de tercer lugar, dos veces a Cali donde jugué una final nacional sub 12 donde quedé empatada con el segundo lugar; a Palmira y a San Andrés donde jugué en los juegos del Caribe”.
Aura Jaraba posa con sus medallas para una foto que me dispongo a tomarle.  Ella se siente como aquellos nadadores olímpicos que arrasan con las preseas de los certámenes;  la clave es la práctica constante y el aprendizaje a través de las derrotas y los errores.
Confiesa que le gustaría ser invencible y triunfar indiscutiblemente en cada torneo, pero de inmediato recuerda una frase célebre de los grandes maestros: “para poder mejorar uno debe aprender más de las partidas que pierde”.
La medalleria
La mayoría de sus medallas son de oro, las ha obtenido en competencias regionales.  La que más le enorgullece y le plasma una sonrisa cargada de buenos recuerdos es la presea de plata obtenida en los pasados juegos del Caribe en la isla de San Andrés.  Es una pieza pesada que para ella representa un logro significativo.
Y es que el tablero de ajedrez contiene una rica historia de combates medievales que ella desconoce.  Las cientos de  batallas entre reinos por la conquista de territorios son representados en este deporte: Los castillos tenían torres con vigías atalayas, los guerreros usaban sus caballos para combatir al enemigo y defender los intereses de reyes y reinas, mientras que los peones o soldados de a pie acompañaban la encarnecida lucha con su experiencia.
Aura poco sabe de historia, es de tez trigueña, habla siempre con una sonrisa tímida pero no duda en presentar sus palabras con fluidez.  Ella explora cada día las entrañas de este deporte, para ella no es un pasatiempo, es un desafío.  ¿Para qué saltar vallas con las piernas si tan solo con su inteligencia puede derribar fortaleza?  O ¿para qué el contacto físico si ya solo con sacar del juego las fichas del adversario ha derrumbado las esperanzas de su oponente?
Para reforzar sus capacidades, esta menor guajira se exige a sí misma con un compañero de mayor experiencia que vive cerca de su casa, él vence y ella aprende; si Aura lo vence, es porque ella aprendió algo nuevo, sus habilidades mejoraron. 
“Mi meta es ganarme los intercolegiados de este año, ya después en un futuro quiero ser una gran maestra del ajedrez.  Y sé que esto lo voy a lograr gracias al apoyo que me dan mis padres, mi profesor de ajedrez y mis compañeros”.
Esta niña luce sus medallas con orgullo, su trofeo favorito es una figura de madera en forma de rey y siente un gran aprecio por un muñeco de peluche que recibió al  conquistar el podio en los Juegos del Caribe.
“Yo busco aprender más y ser mejor cada día, este el deporte que me gusta y quiero seguir adelante”.