El río Cesar, lugar de inspiración de grandes compositores del Sur de La Guajira.
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El emblemático río Cesar, rico en historias fabulosas de tradición oral de los compositores de la música vallenata, pero que fue azotado por las inclemencias del fenómeno natural del niño, tan vertiginosamente, que hasta los sanjuaneros pensaron que ya su fuente se moría, que ya estaba en el ocaso, que era su decadencia, revivió con unos cuantos aguaceros y ahora puso a soñar a agricultores y ganaderos.

Ese mismo río que con sus aguas y el aletear de la brisa, sirve de argumento narrativo de seres que encarnan de forma simbólica fuerzas de la naturaleza, aspectos de la condición humana y muchas otras circunstancias del diario acontecer, el mismo que en su cauce lleva tantas historias y leyendas en el municipio de San Juan del Cesar.

El afluente del Cesar, es una de las insignias de nuestra región, como un geiser, es fuente de inspiración inagotable para los exponentes más importantes de nuestro hermoso folclor y recorre 280 km entre la Sierra Nevada de Santa Marta y su desembocadura en el río Magdalena, es soporte fundamental de la economía de los habitantes de los municipios por donde pasa, que en total son once (San Juan del Cesar, Villanueva, Urumita y La Jagua del Pilar en La Guajira; y Valledupar, San Diego, La Paz, el Paso, Astrea, Chiriguaná y Chimichanga en el Cesar), el río pasa principalmente por zonas rurales y/o corregimientos.

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Las actividades principales de sus habitantes son la agricultura, la ganadería, la minería (en El Paso y Chiriguaná), la explotación de material de arrastre y la pesca, con mayor intensidad en Chimichanga, Cada una de estas afectan negativamente al río. Sin embargo, la fuente de contaminación más frecuente es el vertimiento de aguas residuales en el río sin la debida remoción de su carga contaminante, como es el caso en Valledupar sin que las autoridades ambientales hagan nada para protegerlo.

San Juan del Cesar celebra, podríamos decir, el renacimiento de una de sus más importantes fuentes hídricas, a quien un día su juglar, Máximo Rafael Móvil Mendoza le cantara “yo me siento lo mismo que un laurel/que ha nacido a la orilla del Cesar /la corriente lo puede tambalear/se sostiene y no se deja caer/con el tiempo si le toca perder/pero ya bien cansado de luchar/y de mi parte les voy hacé saber que nací para el arte musical.»