Insólito, sombrero Wayuu habría sido patentado en Londres

Por Stivinson Rojas Atencio, columnista de LaGuajiraHoy.com

Se pudiera pensar que el estado de Tabasco en México, y el departamento de La Guajira en Colombia no tienen mucho en común. Sin embargo, y muy a pesar de la distancia que separa estas dos regiones, las similitudes pudieran sorprender a muchos.

Tabasco forma parte de un total de 32 estados federales en México, mismo número de departamentos que tiene Colombia. Ambos territorios son áridos, con extensión territorial por encima de los 20.000 km² y tienen alta presencia de población indígena. Lo que quizás pudiera diferenciarlos es que la legislación mexicana protegió los intereses del ají Tabasco.

Mientras el ají Tabasco es una marca mundial que solo puede ser producida y/o comercializada en la tierra de Tabasco, o con el permiso de las autoridades de esta región, la legislación colombiana mira con vilipendio los derechos de los artesanos Wayuu al dejarlos a su suerte con sus bellos y tradicionales productos.

Nadie hubiese imaginado que nuestro pueblo Wayuu pudiera tener un destino tan calamitoso. No era posible pensar que el pueblo Wayuu pudiera recibir más desidia y menosprecio por parte del Estado Colombiano. Es por eso que, aun cuando suene inverosímil, nuestro sombrero Wayuu parece haber sido patentado en el viejo continente.

Una modelo descendiente de la etnia Wayuu, residente en Londres, nieta de la primera Miss Venezuela en 1946 y que se hace llamar Yosuzi Silvester, nombre que ella misma argumenta en su página web significa en Wayuunaiki “flor del cactus”, es la persona que habría patentado, y por ende registrado a su nombre, la propiedad intelectual de todo sombrero Wayuu que se haga en el planeta.

Esto quiere decir, que a partir de este momento, toda persona que venda o comercialice un sombrero Wayuu, tendría que pagarle regalías o llegar a algún tipo de acuerdo legal con ella, tal cual como lo manifiestan las advertencias escritas que su abogada ya le ha hecho llegar a comercializadores de este sombrero en el mundo.

Es posible que las consecuencias legales de este tipo de medidas, difícilmente tocasen a cualquiera de nuestras paisanas en la bella Avenida Primera de Riohacha, pero el gran daño hacia el crecimiento empresarial de nuestras pujantes mujeres Wayuu pudiera estar amenazado.

Habrá que esperar de qué manera la legislación colombiana se pellizca y blinda una de las más lindas expresiones artísticas y culturales de nuestro país.

Es necesario que nuestros representantes y nuestros futuros senadores se unan para reclamar los derechos del pueblo Wayuu. Es imperante que al igual que Tabasco en México, las mochilas y sombreros Wayuu no sean hechos ni comercializados en Medellín o Londres. Se necesita que nuestros parlamentarios se amarren los pantalones y peleen para que sólo en la gran Nación Wayuu y de las manos de nuestras paisanas, salga la producción y comercialización de los lindos productos de esta bella cultura.

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