Por Maybelys Ávila
La iglesia católica celebró el viernes de dolor o soledad, un día dedicado al silencio y contemplación del sufrimiento de la madre de Jesús, es el último viernes de la cuaresma tiempo de preparación a la semana santa.
Esta fraternidad se reúne el tercer sábado de cada mes con la intención de formarse en la parte espiritual, estudiando la vida de la virgen María como ejemplo de mujer y madre que desde la sencillez y humildad ha guiado a los cristianos en el seguimiento de su hijo Jesús.
La feligresía veneró a la Dolorosa en la procesión que estuvo acompañada por la comunidad de las madres católicas, un grupo de hombres católicos que llevaron a la virgen en sus hombros y al ritmo de música de banda recorrieron las calles de alrededor a la catedral llevando su bendición e indicando el camino a seguir los próximos días santos.