Los pescadores de Dibulla están llamados a desaparecer.
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La pesca artesanal en La Guajira colombiana es considerada una actividad tradicional milenaria de sus nativos e indígenas. Muchos de éstos han transmitido de generación en generación conocimientos ancestrales a sus hijos y nietos para preservar la memoria histórica de sus propias costumbres. Hoy podemos decir que la realidad es otra.

Luis López tiene 66 años, es pescador desde que tiene uso de razón. Todos los días, exceptuando los domingos, se levanta a la una de la madrugada para preparar sus artes de pesca, equipos y enfrentarse al inhóspito mar esperando poder dominarlo y así llevar muchos peces para dibujar sonrisas en su cansada mujer.

Luis López.

Un día de buena pesca representa para él y su familia un alivio, pues, tendrán dinero para cubrir algunas necesidades básicas pero no se olvida ahorrar un poco para esos días donde no logran capturar un solo animal.

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La actividad pesquera, aunque artesanal, requiere grandes inversiones: un motor fuera de borda, una lancha, artes de pescas que oscilan entre los setecientos mil y tres millones de pesos, gasolina diaria, carnadas. Un día sin peces en sus redes, es un día de pérdidas considerables para su bolsillo. Sin embargo, ellos los más viejos intentan preservar lo que saben hacer; pescar.

La tradición cada día va siendo más costosa y menos rentable debido a que en cada faena es más complejo poder capturar el número suficiente de peces que dejen utilidades sobre lo invertido y sobre la unidad de esfuerzo por captura que realiza cada pescador.

Luis López pudo transmitirle la herencia a sus hijos, quizás, a uno que otro nieto pero éstos no hacen lo mismos con los suyos. Para Aldan José López, quién lleva 23 años en la pesca, es poco importante que su hijo de 11 años continué con la tradicional actividad. Prefiere que estudie para que pueda tener un futuro mejor. Considera que ser pescador no garantiza una vida cómoda y sin necesidades.

Así las cosas, la tradición está llamada a desaparecer. La falta de apropiación de las nuevas generaciones, los presuntos estragos causados por la globalización y el desarrollo en infraestructura, las nuevas tecnologías y el auge turístico en el municipio de Dibulla, le va dando a los pobladores nuevos oficios y formas de vida que segregan los oficios milenarios que han venido ejerciendo durante muchas generaciones.