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El corregimiento de Las Palmas pertenece al Distrito de Riohacha, a mediados del siglo pasado fue gran productor de caña. Según algunos de sus ancianos, sus padres le contaban que proveía de ese esencial producto a Uribia, Maicao, los municipios del sur de La Guajira e incluso algunas ciudades de Venezuela.

Además de la caña, era productor de otros alimentos como la yuca y el maíz. Era un pueblo prospero con todas  las potencialidades para salir adelante, para que sus campesinos vivieran en condiciones dignas, sin más que sus propios sueños de trabajar y sembrar la tierra.

De su gran prosperidad agrícola es poco lo que queda, de las casi 80 familias que llegaron a habitar Las Palmas, solo ocho permanecen. La violencia y la ausencia del Estado han sumido a este corregimiento en la miseria aun siendo dueño de tantas bellezas naturales.

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Tiene una pequeña escuela con un profesor que atiende a más de 25 estudiantes, no tiene servicios públicos de calidad; solo cuenta con un pequeño acueducto que se abastece por medio de pozos profundos construido por Corpoguajira.

Es muy difícil ingresar al corregimiento, pocos tramos de la vía se encuentran en placa huella. Está ubicado un poco más a dentro de Tomarrazón y a pesar de lo inhóspito de la trocha, se puede disfrutar de la hermosa vegetación y paisajes extraordinarios que enamoran a cualquiera.

No posee centros de salud y sin vías de acceso en buen estado, los enfermos están casi condenados a la voluntad de Dios. “quien caiga con un dolor en la noche, debe esperar a que se haga de día para poder trasladarlo hacía Riohacha” comentó un habitante.

Los pocos palmeros que quedan, tienen la firme convicción de trabajar para sacar a su pueblo adelante, aun condenado por su pasado violento y el olvido de los gobiernos que desde Riohacha, les han dado la espalda.