Las nativas de la etnia Wayúu diariamente tienen que enfrentarse a los comerciantes; quienes valiéndose de las necesidades económicas les compran a muy bajo precio las artesanías
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Todos los días, en el Mercado Nuevo de Riohacha, se puede apreciar  la misma escena. Alrededor de la seis de la mañana llegan muchas mujeres Wayúu en camiones, cargadas de mochilas y demás artesanías dispuestas para la venta. Se ubican de lado a lado de la avenida, sentadas en el andén.

Allí las esperan los arijunas (no Wayúu) para, después de regatear y regatear el precio de la mochilas, comprarlas muchas veces por menos de la mitad de lo que las indígenas habían pedido inicialmente.

Algunas personas compran una, dos o hasta tres mochilas para uso propio o para dar algún regalo pero la gran mayoría, compran para después revender, a veces como son tantas, deben llevarse sus nuevas adquisiciones en un saco.

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Las nativas de la etnia Wayúu diariamente tienen que enfrentarse a los comerciantes; quienes valiéndose de las necesidades económicas les compran a muy bajo precio las artesanías

Pero lo importante de esta situación es que estos compradores quieren pagar mucho menos de lo que las indígenas piden por su trabajo para después venderlas en otras ciudades o países y obtener ganancias por más del 100 por ciento. También, en algunos casos, son dueño de locales de artesanías en el propio mercado.

Las mujeres Wayúu ven en el arte de tejer una representación de su tradición, costumbres, su herencia cultural, pero también es su medio de subsistencia. El valor cultura de las mochilas, no solo para los Wayúu si no para Colombia, es invaluable pero la realidad es que hay otro valor, que en el país es en peso y que parece importar más.

Maricela Uriana, es una tejedora y vendedora de mochilas que sale de su ranchería a las 5:30 para llegar puntualmente a este lugar, “siempre nos quieren comprar las mochilas más baratas y nosotras duramos 3 o 4 días tejiendo una, eso si no hacemos más nada, ni oficios. Me quieren pagar 25.000 pesos por una mochila y después las venden en 200 mil en otras ciudades”.

Igualmente, los indígenas manifiestan que los buscan muchas personas que no quieren seguir como compradores y les ofrecen un sueldo o un precio base para que les fabriquen las mochilas. Estos son los que juegan el papel de intermediarios y que comercializan en grandes cantidades las mochilas Wayúu.