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Por Alcides Alfaro Guerra.

La venta de toda clase de artículos para el  hogar y la familia en general, repuestos para carros, ropa usada, herramientas y objetos varios constituyen una de las más variadas gamas y ofertas atractivas que en materia de precios y costos ofrecen los ciudadanos venezolanos que llegan diariamente a Maicao en busca de lograr un ingreso para satisfaces sus necesidades.

Estas ventas informales logran instalarlas en las aceras, lo andenes o cualquier espacio que  les parezcan puedan utilizar para atraer a sus posibles clientes.

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La competencia es reñida y las gangas así lo permiten por lo que los compradores tienen muchas oportunidades de adquirir algún artículo ya sea usado o nuevo bajo condiciones negociables, ya que tanto vendedores como compradores es usual que en medio de una atención buena como la que ofrecen los extranjeros, es muy factible que finalmente se llegue a un acuerdo comercial.

En común ver en las calles de la ciudad, venta de calzados, ropa, herramientas, licuadoras, artículos de cocina, botellas para gas propano, anafres, materas, mesas, sillas, artículos en plásticos, sandwcheras, parlantes, triciclos, bicicletas, motobombas,  ventiladores y artículos artesanales.

Todo lo anterior, sumado a una gama de artículos de ferretería como cemento, varillas, kits para baños y demás elementos para la construcción, los cuales han disminuido  de manera notable las ventas a los comerciantes  de productos colombianos, debido a los bajos costos que ofrecen los venezolanos.

Las ventas ocasionales de estos emigrantes, tienen en jaque la dinámica mercantil de los comerciantes colombianos debido al peligroso juego de los costos, los precios y las ofertas que ahora encuentran en el mercado los compradores residentes en Maicao y quienes visitan la ciudad con fines netamente comerciales.

En estas condiciones desiguales, la  ventaja siempre será de los oferentes extranjeros quienes no le reportan al estado ningún tributo por sus ventas, no cancelan arriendo alguno, tampoco ninguna clase de impuesto por servicios prestados a los empleados ni mucho menos cancelan servicios domiciliarios mientras ejercen su fugaz negocio.