Al llegar a este lugar, las necesidades saltan a la vista, la falta de servicios básicos de energía, agua y alcantarillado dificultan el proceso de formación.
-Publicidad-
-Publicidad-

Por Evelin Barrios Florez.

En un lote distribuido de forma artesanal, construida por voluntad de los docentes dedicados y apasionados por su profesión, funciona una sede del Centro Educativo No. 7 Paraíso, ubicada en la comunidad Apunimana de la ciudad de Riohacha.

Al llegar a este lugar, las necesidades saltan a la vista, la falta de servicios básicos de energía, agua y alcantarillado dificultan el proceso de aprendizaje, ya que el sector no cuenta con ninguno de estos servicios.

-Publicidad-
-Publicidad-

El lote se encuentra dividido en siete espacios que sirven como aulas de clases, las cuales, no están en las condiciones aptas para garantizar a sus estudiantes y docentes un lugar confortable y equipado con lo necesario para ejercer su rol.

Esta escuela en sus jornadas de mañana y tarde, acoge a más de 350 estudiantes pertenecientes a la población Wayúu, afrodescendientes y arijuna, quienes en su mayoría viven en condiciones marginales por la falta de recursos en sus hogares.

La docente a cargo, Yoanis Peluffo, comenta que “hace un tiempo la Secretaría de Educación quería cerrar la sede, supuestamente por falta del código DANE que nos habilitaba tener las instalaciones aquí, pero, gracias a la tutela que interpusimos, logramos demostrar que si contamos con los requisitos que nos acredita para estar en dicho lugar”. 

Pero aunque pelearon y ganaron la acreditación es consciente de las necesidades que presentan, por lo que anhela que desde las entidades locales puedan ayudarles a seguir en pie.

“No es posible que los niños no cuenten siquiera con energía que permita instalar ventiladores o lámparas que alumbren las aulas de clases, en especial a los estudiantes de la jornada de la tarde”.

Esta docente expresa el sentir de sus compañeros quienes ante la falta del vital líquido traen desde sus propias casas el agua para calmar la sed de sus estudiantes, “rogando a diario que los niños no presenten necesidades básicas biológicas, de ir al baño, porque, aunque tenemos uno muy improvisado, si no contamos con agua, es como no tener nada”.

A esta problemática también se suma la falta de alimentos que desde el año anterior no les son entregados a la escuela, lo cual ocasiona que las jornadas de estudio finalicen a las 11:00 de la mañana, para evitar que los estudiantes empiecen a quejarse por tener hambre, quienes en ocasiones algunos se han desmayado porque son enviados desde sus casas sin desayunar y tristemente, la escuela no puedo brindarles aún los alimentos.

Este grupo de docentes, al igual que sus estudiantes, esperan les sean entregadas las ayudas necesarias por los entes encargados que les garantice la provisión de los recursos que se necesitan para cumplir con un derecho fundamental como la educación con óptimas condiciones básicas.