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Por Astrid Castillo López.

Este es un amor de esos que nacen en la adolescencia, puro e inocente, donde los encuentros a escondidas eran los más esperados, a pesar del miedo o la angustia por ser descubiertos, el riesgo valía la pena.

“Si me tocara colocarle un título a nuestra historia de amor diría que fue romántica, lo recuerdo, lo pienso y aun me emociona volver a pensar en esos días” así compartió para La Guajira Hoy, LGH, Fedelmis Margarita Acosta Camargo las anécdotas más significativas que vivió con su novio hoy su esposo Luis Eduardo Medina Romero.

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Acosta Camargo es la coordinadora de Vigilancia Fiscal de la Contraloría Nacional seccional La Guajira y Medina Romero, director ejecutivo de Comfaguajira.

Ambos oriundos del corregimiento de Monguí, dejaron su pueblo natal en busca de mejores oportunidades para su formación académica, ella estudiaba en Riohacha y él estaba como interno en el Instituto Agrícola de Carraipía, en ese entonces, aún no se conocían.

Todos los años iban a pasar las navidades con el resto de su familia en su tierra y en una de esas visitas se conocieron. “Nos conocimos en unas festividades decembrinas, en Monguí se estaba preparando el festival de Dulce de Leche y estábamos practicando un baile, ahí comenzó el coqueteo”.

Ese mismo diciembre se hicieron novios, ella tenía 13 años y él 16, un baile y una música fueron los protagonistas de esta historia. “Recuerdo que Luis Eduardo me dedicó ‘esta noche me declaro’ de Adanies Díaz y después de eso le dije que sí lo aceptaba como novio”.

Luego de este sí acepto les tocó ingeniárselas para poderse ver y aprovechar los días que les quedaban de sus vacaciones en Monguí ya que cada uno debía regresar a sus clases en el colegio.

“Lo hermoso de nuestra relación es que la gente del pueblo nos apoyaba, los muchachos nos hacían el dos y nos veíamos en la vieja planta u otro sitio, escondidos de nuestros padres”. En una de esas escapadas, a los dos días se dieron el primer beso que marcaría el inicio del amor.

Para los dos fue una hermosa etapa de su vida. “Fue un amor inocente, de pelaítos, éramos muy pequeños y lógicamente nuestros padres no permitirían una relación a esa edad”, señala Eduardo.

Llegado el tiempo de las clases cada quien tomó nuevamente su rumbo, seguían como novios pero de lejos, se enviaban papelitos, él le escribía esquelas de amor y le dedicaba algunas canciones.

También fue una historia de desengaño “recuerdo que cuando mi mamá se dio cuenta de nuestra relación me hizo escribirle desengaño, me decía ponle que ya tú no eres su novia y se lo vas a mandar, pero no sé lo mandé, ella pensó que sí, pero no”.

Tiempo después terminaron la relación, sin embargo, siempre estaban pendiente uno del otro, Luis Eduardo se fue a estudiar a México su carrera universitaria y ella fue a terminar su bachillerato a Bucaramanga.

En ese entonces, ella se mantenía en contacto a través de cartas con un primo de Luis Eduardo “le preguntaba por él, me mandaba saludos y yo igual, en una de sus venidas a Colombia, nos reconciliamos”.

La relación continúo a distancia y nuevamente a escondidas de sus padres, se llamaban una vez al mes, un mes le tocaba a él y el otro a ella, este amor se fue fortaleciendo a pesar de la distancia.

Acosta Camargo se fue a Medellín a iniciar su carrera en administración de empresas y Eduardo viajaba cada dos años aproximadamente a Colombia y recuerda que aún no había culminado la universidad pero las visitas a la casa de su suegra comenzaron “ella me ponía mala cara, pero no me echaba de su casa”.

Él terminó su carrera de ingeniero en sistemas, comenzó a trabajar, la relación iba avanzando mientras Fedelmis continuaba sus estudios, él la visitaba a Medellín. Finalmente, el 28 de diciembre de 1991 se casaron y nacieron sus hijos Eduardo Luis y Sara Fernanda.

Sus hijos Eduardo Luis y Sara Fernanda llegaron para reforzar los lazos familiares.

Son 27 años donde el amor, la tolerancia y la buena comunicación les ha permitido permanecer unidos “afortunadamente tenemos una excelente comunicación, el amor nunca nos ha faltado”.

También han tenido días malos pero han aprendido a conversarlo, solucionarlo. Fedelmis destaca que su esposo siempre ha sido detallista, romántico “aún conservo las cartas, telegramas, tarjetas que él me enviaba”.

“Nunca falta el detalle, el día de la mujer, del amor y la amistad, nuestro aniversario, tratamos de festejar, hacemos viajes, cenamos, o nos quedamos en la casa y tomamos vino. Un licor social para brindar y agradecer por estar juntos”, detalla Luis Eduardo.

Asimismo, destacan que como padres han tratado de inculcarles todos esos valores a sus hijos, recalcando la importancia de valorar a las personas siendo solidarios y ayudándose mutuamente.

Esta pareja manifiesta que en un futuro se ven ‘pensionados’ ayudando a sus hijos a criar a sus nietos y en la medida de lo posible mantener una relación estable hasta que Dios se los permita.