Las imágenes muestran la crueldad de la guerra que se vivió en los departamento del Cesar y La Guajira.
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Su oficio como reportero gráfico de los principales medios de comunicación que tenían incidencia en el departamento del Cesar lo llevó a experimentar las realidades más crudas que tiene la degradación del sentimiento humano: la violación al derecho de vivir.

Las escenas de sangre, los atropellos, las tristes despedidas forzadas y la corona de flores del último adiós, hicieron que el fotógrafo, Hernando Vergara Noriega documentara paso a paso aquella época oscura y desesperanzada que vivieron los cesarenses y  muchos guajiros.

Remontaba los años del 89 y 90 cuando el reportero gráfico, Vergara Noriega, oriundo de Barranquilla, quien manifiesta que por “su sangre corre el vallenato”, empezó a retratar las escenas de los tiempos de la desaparición forzada en los departamentos de La Guajira y el Cesar, consecuencia del conflicto armado, entre grupos rebeldes que prevalecían para la época.

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Hernando Vergara Noriega

Durante toda esa temporada, también trabajó como reportero gráfico exclusivo de distintos medios de comunicación impreso del país, plataforma que le brindó la oportunidad de acercarse a la verdad que vivieron muchos de los guajiros de aquel entonces, el fenómeno de la desaparición forzada y la tristeza de sus familiares.

“Me tocaba cubrir todos los eventos de la violencia, y poco a poco, fui acumulando los trabajos que venía haciendo, hasta que, gracias al proceso de paz pude mostrar una verdad, la verdad de mucho de los dolientes”, indicó.

“Hay un episodio que me quedó muy marcado en el 94, cuando las autodefensas quemaron una casa y habían tres niños, los hombres armados entraron a la casa, mataron a las personas adultas dentro, no contento con ello, decidieron quemar la casa con los niños vivos. Luego de apagada las llamas, es triste ver como se visualizaron las huellas de los pequeños que querían salir, respirar… solo con ver las cenizas de su incineración fue duro para mí, dure varios días sin dormir, imaginándome la escena, escuchaba en mi mente los gritos de ellos”, aseveró.

Aunque el mundo de la fotografía es amplio a este costeño le tocó captar estos escenarios y para él no ha sido fácil digerir varios aspectos como los cuadros de las duras realidades que vivieron esas víctimas.

“Ojalá a la generación de relevo no le toque cubrir noticias como esas, porque la verdad es que es triste y través de los procesos de paz queremos que estas escenas no se repitan, porque gracias a esta muestra, las personas pudieron denunciar” indicó.