Cansados, con marcas del sol en sus caras, pies inflamados, sedientos y con un alto estrés por la incertidumbre se les vio hace ocho noches atrás, a 24 personas quienes llegaron a Riohacha caminando desde Maicao.
Ya con otro semblante, producto del descanso, la alimentación, la atención médica y psicosocial, expresan lo agradecidos que están con quienes activaron la ruta de atención la noche del sábado y les permitió contar con esta ayuda humanitaria.
“Estamos agradecidos porque es mucho lo que han hecho con nosotros, que ni en nuestro país ha sido así, yo sé que vamos a continuar y llegaremos a Perú con la ayuda de las entidades”, indicó Frederich Julio Alvares, quien ilusionado hizo sus maletas y la de su niño, empacó sus herramientas para ejercer su oficio pero estas se quedaron en el camino en manos de las autoridades venezolanas.
Javier Antonio Díaz Duran es quien los guía, ya es un experto en realizar el recorrido de a pie, él hace nueve meses decidió salir con su esposa Lucrecia Orta de Díaz, rumbo a Perú pero viajaron por el lado de Cúcuta desafiando el páramo de Berlín, cuentan que vieron morir a siete personas del grupo de los caminantes. Duraron 24 días para llegar a Lima.
El mismo recorrido lo hicieron de vuelta pero esta vez fue menos traumático, la experiencia los enseñó a “pedir cola” haciendo el viaje más corto y solo tardaron ocho días en llegar a casa donde lo esperaban sus tres hijos.
“Decidimos regresar por nuestros hijos y animé a mis hermanos y primos para irnos todos, como venimos con los niños preferimos viajar por vuelta de Maicao sin imaginar que pasaríamos todo esto”, así le contaron a La Guajira Hoy, que llegó hasta el lugar donde se refugian.
En medio de su dialogo comparó a los policías y guardias de Venezuela con Colombia, “cuando logramos pasar a Colombia todo fue diferente la policía ni nos molestó para nada, más bien nos orientaron y mucha gente nos alentaba en el camino, nos daban agua, otros dinero, pero ya aquí todo fue mejor gracias a todos los que se comunicaron y llegaron a donde estábamos”.
Pese a lo duro que fue llegar a la frontera se les ve la esperanza en sus ojos y una meta firma de llegar a Mancora, quieren trabajar para tener una mejor vida para ellos y los suyos. Los más pequeños sin entender mucho la situación solo narran que les tocó caminar mucho y aferrados a sus padres anhelan llegar a ese lugar donde “todo será diferente”.
En la madrugada de hoy, luego de los trámites legales agilizados por ACNUR ante Migración Colombia lograron retomar su rumbo con destino a Perú,pero está vez desde la comodidad de un expreso que pese a los cinco días de carretera les hará el viaje más tranquilo.