En su domicilio continúa recuperándose de las heridas el coreografo Gary Julio Escudero.
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El susto de aquella noche, lo mantiene alerta de todo lo que pueda ocurrir a su alrededor. Cualquier mal sonido es señal de prevención para el profesor de danza, Gary Julio Escudero, quien hace dos semanas atrás vivió una fatal escena dentro de su casa, en Riohacha.

El incidente lo marcará de por vida, cinco cicatrices ocasionados con arma blanca le recuerdan que los buenos actos no siempre son bien agradecidos por quienes lo reciben. Hace dos semanas, un hombre lo apuñaló dentro de su domicilio con la presunto objetivo de asesinarlo y robarle sus pertenencias. 

Desde agosto del año pasado, el profesor riohachero le habría brindado su ayuda a un joven venezolano de escasos recursos, quien llegó hasta la puerta de su casa pidiendo una mano amiga y se identificó como un reciclador.

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Este hombre, llamado Manuel José Chirinos, dejó de reciclar y se dedicó a la albañilería. Sin embargo, cada cierto tiempo asistió a la casa del profesor para hacerle trabajos varios, como lavarle la motocicleta y Julio Escudero le pagaba por sus servicios.

Había crecido entre ambos una especie de amistad porque «se fue ganando la confianza», a pesar de que nunca se había quedado a dormir en su casa y fue hasta la noche del viernes 21 de diciembre que se quedó y pasó lo menos esperado.

«Recuerdo que ese día estaba cansado porque venía de unos eventos, llegué a mi casa y me lo encontré en la terraza. Me dijo que se quería ir a pasar fin de año en el estado Falcón, su tierra. Me pidió comida, hospedaje y accedí a apoyarlo para que la madrugada del otro día se fuera».

Gary manifestó que tenía mucho sueño y le dispuso un sofá cama para que él durmiera. Y fue a las 9:30 p.m., cuando el hombre se le abalanzó y lo atacó con un cuchillo de la cocina de la casa, que para su suerte el arma blanca tenía defectos y no le dio oportunidad para llegar a mayores heridas.

«Su intención era matarme y desocupar la casa, porque buscaba herirme en el corazón. No sé si estaba drogado o poseído por un demonio. Me golpeó, me ahorcó y me decía: ‘¡Maldito, muérete!’. Saqué fuerzas de donde no las tenía, lo eché para la sala, pedí auxilio y fue allí, cuando los vecinos se dieron cuenta».

Los vecinos empezaron a gritar. Él huyó por la azotea, aunque mis conocidos fueron a buscarlo, pero ya se había ido lejos. Julio Escudero indicó que de haberse consumido el robo, perdería alrededor de 20 millones de pesos.

De inmediato fue remitido a la clínica y se le practicaron los primeros auxilios. Hoy en día, aún siente la molestia de las cinco punzadas, hace días  atrás le quitaron los puntos y sigue recuperándose en su domicilio.

Julio Escudero es coreógrafo y docente en danza, egresado de la universidad de Antioquia, de la licenciatura en educación básica en danza. Se ha dedicado desde los 13 años a este oficio.