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Luego de un par de meses recluida en la Unidad de Cuidados Intensivos, UCI, de una clínica de Valledupar, Carmen Amparo Torres Carrillo, de 65 años de edad, murió este miércoles a las 12:00 del mediodía, víctima de un paro respiratorio.

Desde hace nueve años atrás, venía presentando diversas enfermedades, sin la suerte de poder tener un diagnóstico preciso; pero las alergias en la piel, dolores de cabeza y fiebres intermitentes quebrantaron su salud, por lo que pasó sus últimos meses de vida en clínicas de Barranquilla y Valledupar.

El 20 de diciembre del año pasado, Carmen Amparo presentó dolores fuertes en sus piernas, siendo internada en una clínica en Riohacha, nuevamente, fue remitida a una clínica de Valledupar, en donde se le realizó una transfusión de sangre que su cuerpo no toleró y días después, le dio un preinfarto.

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Según la versión de los médicos de la Clínica, la fallecida padecía de una infección por una bacteria que le comprometía gran parte de su cuerpo, siendo recluida en UCI, pero a inicios de febrero mostró mejoría y fue bajada a una habitación, sin embargo, un último paro respiratorio acabó con su vida este miércoles.

Parientes trasladaron el cadáver en horas de la noche hacia Riohacha para su respectiva velación.

Torres Carrillo era oriunda del municipio del Copey, en el departamento del Cesar, a sus 15 años de edad se fue a vivir a Santa Marta y desde hace 35 años vivía en Riohacha, la capital de La Guajira.

Su empedernida búsqueda de nuevos y mejores horizontes junto a su pareja de aquel entonces la llevó a aventurarse por estas tierras. Luego de estabilizarse, tuvo siete hijos, a quienes puso por nombre: Eledys, Bernardo, Everlides, Breiner, Yanise, Luis y Lauren.

Sus familiares la catalogan como una mujer luchadora y guerrera, pero sobre todas las cosas, muy honesta. Se ganó la vida trabajando como empleada doméstica y fue querida por sus jefes.

Su hija, Yanise Gudines Torres, precisó que su primogénita es la segunda de los 14 hermanos que tuvo: “Siempre luchó a través de su humilde trabajo para sacarnos adelante. Aunque nunca se definió en una religión como tal, mostraba voluntad para asistir a cultos de la iglesia cristiana, hasta el punto de pedir que se hicieran los cultos en su casa”.

Sus restos están siendo velados en su casa, en la calle 14 A número 31-20 del barrio Jorge Pérez en Riohacha. A las 8:00 de mañana de este viernes se oficiará una actividad religiosa en su domicilio y a las 10:00 a.m., será el sepelio en el cementerio Central del Distrito.