Rosario Manuela Iguarán Martínez, la primera mujer sindicalista de La Guajira.
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Extrovertida, alegre, luchadora, sus amigos le decían “María Elena de Crovo” una activista reconocida en el país que luchaba por los derechos de los trabajadores. Desde los 26 años aproximadamente se inició en las filas de la lucha sindical, en el año 1973 se unió al sindicato de las salinas de Manaure en donde estuvo por mucho tiempo.

Rosario Manuela Iguarán Martínez nació en Riohacha, pero sus primeros años de vida los vivió en Manaure, en ese entonces sus padres, Pedro Iguarán y Clara Martínez Frías en busca de mejores ingresos, se fueron a vivir a ese municipio donde permaneció hasta los 13 años.

Estudió en el liceo Almirante Padilla y obtuvo su título como auxiliar de contabilidad y secretariado, con diploma en mano regresó a Manaure y comenzó a trabajar en el negocio de tiendas con su papá, de 5:00 de la mañana hasta las 9:00 de la noche era su jornada.

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‘Chayo’ como la llaman por cariño recuerda que cierto día un hombre se acercó a la tienda de su papá y le ofreció trabajo en salinas de Manaure sin dudarlo aceptó, realizó su hoja de vida, le aplicaron unos exámenes que aprobó satisfactoriamente y comenzó a trabajar en la parte administrativa, luego pasó a la parte técnica con sistema de ingeniería.

Ella recuerda que hubo un encuentro para la reforma de estatutos y se conformó la Asamblea Nacional de delegados para asistir a Zipaquirá. En ese tiempo fue la única mujer que participó de ese encuentro y estuvo en representación de Manaure.

Señala que en ese escenario era la única mujer que ha permanecido a escala nacional en la lucha sindical por muchos años y aún lo sigue haciendo para “alzar la voz por los necesitados”, indica.

La universidad de la vida le enseñó a luchar en defensa de lo que piensa que es justo: “Me gusta hablar, yo no me callo ante nada”. De su papá heredó el carácter, lo recuerda como un hombre, justo, recto, correcto con las cosas que hacía.

Chayo junto a su mamá Clara Martínez Frías.

Desde hace 10 años hace parte de una organización de usuarios de una EPS, en este espacio sigue luchando por el derecho a la salud, “me gusta que me den solución y resuelvan los problemas. Trato de buscarles soluciones inmediatas a los usuarios”, explica.

Dentro de sus anécdotas recuerda que cierta ocasión, en medio de un atraco nunca perdió la calma y trataba de conversar con los atracadores: “Yo les decía, tranquilo le vamos a colaborar, no se agite”.

Iguarán Martínez viene de una familia de nueve hermanos, está casada con Rafael Barros a quien conoció en la lucha sindical. Sus hijos son Ruth Fidelia, Rosana Paola, Yerson Enrique, Sol Marina, Fideas Rafael. Ellos a veces le deben recordar que no está en el sindicato porque estando en el hogar sale a relucir su espíritu sindicalista.

Para ella el don de servicio es innato y destaca que hasta que tenga salud y voluntad seguirá en la lucha, tratando de conciliar en los espacios que se requiera.

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