Muchos artistas han visitado el lugar, entre ellos Diomedes Diaz, Alejandro Palacio y Martin Elias entre otros. Así como famosos del humor
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La historia continua… A pesar de que ya no está el motor de esta pequeña microempresa de frituras Mi Gorda Bella, donde por muchos años, su propietaria la señora Delfina Guerra se divirtió laborando desde muy temprano. Trabajo con el cual sacó a delante a sus hijos, muchos de los cuales, hoy aunque tienen su profesión decidieron tomar el timón de la empresa.

A este atractivo negocio llegan todos los días, de todas partes de la ciudad y de La Guajira por la calidad de lo que ofrecen; empanadas con carne, arepuelas y arepas de huevo.

Jean Carlos Solano, orgullosamente al lado de la imagen de Mi Gorda Bella.

Este negocio empezó desde 1971 y que se inició con la venta de caribañolas y papas rellenas de carne, arepas de huevo y de huevo con carne, empanadas y arepuelas.

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“A la edad de 12 años mi mamá me levantaba temprano para que la ayudara en compañía de una tía, una hermana de ella. Yo limpiaba las mesas y hacia cosas sencillas porque era una niña”, asegura Carolina Simanca Guerra, una joven profesional, contadora pública que recuerda con alegría a su señora madre; una mujer disciplinada y que logró darle educación en un colegio privado porque en los públicos no la aceptaban a los dos años.

La extinta creadora de Mi Gorda Bella, hacía honor a este nombre porque sus clientes siempre veían en ella una mujer alegre, positiva, optimista y con una sonrisa a flor de piel con la que atendía a su gente.

Sus clientes hacían cola y esperaban hasta que hubiera la provisión para consumir en el puesto o para llevar a casa. Algunos compran para revender en otros lugares como en el mercado y el centro.

Dos sobrinos, un licenciado en educación y un ingeniero civil también le han sacado el jugo a estas frituras porque se hicieron profesionales con esta microempresa familiar y ayudando porque a todos la gorda bella les enseñó cómo se preparan los fritos.

Hoy, muchos años después, Jean Carlos Solano el empleado más antiguo (20 años) con los hermanos Carolina, Tito y el Gordo continúan haciendo las delicias que les enseñó La Gorda Bella, a quienes recuerdan todos los días como era ella, sonriente , alegre y optimista.