La Universidad y la Academia

Arles Antonio Peláez Solano
Arles Antonio Peláez Solano
Abogado, especialista en Derecho Probatorio, laboró como Fiscal Local durante 25 años y fue Defensor Público, fue profesor del colegio Remedios Solano de Barrancas. En la actualidad es litigante.

Para poder adentrarnos en el tema que se selecciona, primero debemos conocer los conceptos de Universidad y también de Academia, entendiendo el primero, entre tantas definiciones, como una institución académica de enseñanza superior e investigaciones que otorga títulos en diferentes disciplinas o ramas del saber.

La universidad, está constituida en varias facultades y concede en títulos correspondiente a la carrera seleccionada por los dicentes.

Hace más de 3 décadas, nosotros, los que pasamos por la universidad en aquel entonces, nos diferenciamos de los hoy universitarios, en que no teníamos a nuestro alcance los mecanismos que la ciencia hoy ofrece, no sabemos si para bien o para mal.

En nuestra época, no existían computadores, nuestros trabajos se realizaban en máquinas de escribir, y nuestras consultas se hacían de forma física en las bibliotecas o a través de Tomos que, por estar a nuestro alcance, adquiríamos; tampoco existían celulares, tablets o cualquier equipo o aparato que se le parezca.

El estudiante de hoy, en su gran mayoría, se centra más en los equipos que mencionamos que en las propias charlas de los profesores, lo que, a nuestro juicio, más que ayudarle, constituye un distractor que lo aleja de toda concentración, de ahí que prediquemos que no existen verdaderas investigaciones por la falta de interés del educando en las diferentes áreas.

En el ayer, los profesores en las distintas universidades, eran tan celosamente escogidos entre todos los profesionales, al punto que, la preocupación de los dirigentes del entonces, se encaminaba a que estos tuvieran por lo menos cerca de la definición de Académicos, es decir, personal estudioso de la materia que le correspondía, capaces de llevar educación a niveles superiores, y de realizar investigaciones en las distintas áreas.

Tradicionalmente, la Academia, ha sido establecida como el espacio en el cual, diferentes tipos de estudios son desarrollados, buscando así transmitir el conocimiento adquirido por el ser humano a través del tiempo.

Estos dos términos, tanto universidad como academia, que se definen en su sentido más restringido, en el día de hoy, vemos que la preocupación de una universidad, está más inclinada por la construcción de ostentosas edificaciones que por la enseñanza de las diferentes carreras.

No es el estudiante universitario el centro de principal preocupación de las universidades, al punto que, tampoco ha sido preocupación de muchos entes, no de todos, el hacer una selección de personal humano capaz de llevar conocimiento a los diferentes estudiantes, y no existen organismos de control para estas instituciones, que hagan un filtro adecuado en la selección y/o escogencia de estos profesionales, que se llamen catedráticos o académicos.

Es tan grave la situación de hoy, que las universidades se han convertido casi en su totalidad, en una verdadera fuente de negocios, facultades como la de medicina, constituyen un privilegio en este país, y muchos estudiantes deben emigrar a otros países para tener acceso.

En Colombia estas carreras no es solamente difícil, sino imposible para quien no tenga como sufragar lo que vale un cupo en una universidad, ya sea para pregrado o postgrado, las universidades públicas y el ministerio de educación, les exigen tanto requisitos para la aprobación de una facultad de las que mencionamos, con tristeza concluimos que estas no están instituidas para la clase pobre colombiana y casi que tampoco para la clase media.

Podríamos extendernos en el uso de este escrito, pero como siempre, nuestra excusa va ser lo limitado del espacio concedido; por consiguiente debemos aterrizar obligatoriamente, por ser la profesión que ostentamos en las facultades de Derecho, toda vez que, estamos en una zona de mucho de confort, porque conocemos un poco más de esta carrera que de cualquier otra; en Colombia, existe la asociación colombiana de facultades de Derecho, Acofade, su lema central es “calidad y compromiso en la enseñanza del Derecho”.

Nos preguntamos si verdaderamente, esta asociación cumple sus acometidos, en los controles para la selección del personal para las diferentes facultades de Derecho del país, si quieren una educación con calidad en esa materia, en obvio que tenemos que tener excelentes académicos, es decir, excelentes estudiosos del Derecho, que abunden en la lectura, porque el dicho de un profesional costeño es bien cierto, no existe abogado sin ser lector, esta virtud constituye la esencia de la profesión.

Con mucha frecuencia, vemos como en facultades de Derecho de reconocidas universidades del país, se escogen profesionales casi que con el propósito de llenar plazas y/o vacantes, y abaratar costos, que están lejos de conocer la disciplina que les encomiendan, no se cumplen siquiera con los mínimos requisitos exigidos, y hoy se les llama catedráticos o académicos, sin siquiera conocer el significado de ambos términos.

En nuestro Departamento tenemos una institución superior, la cual no mencionaremos por razones obvias, que no hace el mínimo esfuerzo para analizar la selección de su personal para la enseñanza de la carrera de Derecho con calidad, no existe el compromiso de la Institución para con la sociedad, para que en el mañana, brindar unos profesionales que puedan servir de orgullo a la institución de la que egresan.

Seguro estamos de que existen excelentes profesionales del Derecho dando clases en la institución, que son bastantes conocidos y reconocidos como estudiosos de esta maravillosa profesión, pero también estamos seguros de que se ha seleccionado personas que nunca han firmado una demanda, no han estado en el ejercicio de la profesión, y ni siquiera han hundido un interruptor para participar en una audiencia, luego entonces, cómo podemos pensar que estas personas pueden brindar una educación con calidad.

Sigan adelante las instituciones de La Guajira, y tengan estas breves consideraciones en cuenta a futuro, para el crecimiento de sus instituciones y para la aprobación de nuevas facultades, ojalá muy pronto la de Medicina.

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