Por: Pablo Gámez Sierra
Hay preocupación en las veredas de Surimena, Las Pavas, El Sierrón, Monte el agua, Monte fresco, Mapurito y Cueva Honda, jurisdicción del municipio de Barrancas por la proliferación de serpientes venenosas en esta región productiva.
Según los colonos agricultores la inesperada presencia de estos reptiles, se debe al recrudecimiento de las lluvias en esta parte de la península de La Guajira, que obliga a los animales a abandonar su hábitat.
Una de las tantas especies de serpientes venenosas que más abundan en esta parte alta de la Serranía del Perijá, según los labriegos y las autoridades estatales de vida silvestre, son la bocadorá, cascabel, coral y la mapaná.
Cabe resaltar que estas serpientes representan un alto riesgo para los ciudadanos, debido a su toxico veneno. Las corporaciones ambientales hacen énfasis en que es la destrucción del hábitat y la escasez de alimentos generada por el hombre la que puede propiciar que estas especies silvestres tengan algún tipo de interacción con el ser humano y en ocasiones se den encuentros fatales.
Los expertos en la materia aseguran que lo que se necesita es saber convivir con estos animales como lo hacían nuestros antepasados.
Las personas que trabajan al aire libre son las que afrontan los mayores peligros de ser mordidas por estas serpientes venenosas, de manera que se recomienda evitar poner los pies y las manos en lugares que no se puedan inspeccionar visualmente.