Recientemente, el ingeniero ambiental Vilmer Torres Martínez, oriundo de Riohacha, emprendió un viaje hacia Argentina para iniciar un doctorado en Ingeniería en la universidad Nacional de Mar del Plata.
Torres Martínez no solo persigue un sueño personal; su travesía destaca la necesidad de que los jóvenes de regiones con limitadas oportunidades laborales consideren la posibilidad de buscar alternativas fuera de sus fronteras. Su historia inspira a otros a explorar el mundo y a encontrar su lugar en él, a pesar de las dificultades y el miedo al cambio.
Los estudios que desarrolla el joven guajiro son sobre la investigación de derivados fenólicos en aguas residuales, el desempeño de los reactores biológicos y el incremento de la resistencia a antibióticos, temas cruciales para la sostenibilidad ambiental y la salud pública. El egresado de la universidad de La Guajira dedicará los próximos cinco años a su investigación en el Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales (Intema) en Mar del Plata. Su trabajo es respaldado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), principal institución en Argentina dedicada a la promoción de la ciencia y la tecnología.
El objetivo de sus estudios es analizar cómo los derivados fenólicos presentes en aguas residuales afectan el desempeño de los reactores biológicos, una tecnología clave en el tratamiento de aguas. Además, investigará cómo estos compuestos pueden contribuir al aumento de la resistencia a los antibióticos, un desafío global que amenaza la salud pública.
En entrevista con el profesional en ingeniería ambiental, compartió su experiencia sobre el proceso de selección y adaptación, e indicó que se postuló al programa de Conicet hace más de un año, y que inicialmente “había quedado preseleccionado entre 600 candidatos, pero de estos solo seleccionaron a tres. Sin embargo, en julio recibí la noticia de que se habían otorgado dos nuevos cupos y que yo había sido uno de los afortunados en obtenerlo”.
Entre risas reveló que desde ese momento fue una odisea para su familia, de quien obtuvo todo el apoyo ya que al saber que no había sido seleccionado en abril dispuso de los ahorros programados que había hecho para sus estudios, tocándoles rápidamente hacer actividades para conseguir nuevamente recurso para su viaje, en el que durante algún tiempo le corresponderá a el sortear todas sus necesidades, luego la misma institución se encargará de su sostenimiento.
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Para Vilmer adaptarse a un nuevo país y a una nueva ciudad no ha sido fácil, dejar familiares y relaciones es un reto, pero es consciente que cuando el mercado laboral en el lugar de origen no ofrece las oportunidades que necesitas, es fundamental buscar alternativas. “Todo cambia, uno está acostumbrado allá que todo queda a cinco minutos, que el clima es caliente y en esta ciudad para llegar a un sitio tú tienes que salir una o dos horas antes, convivir con la cultura, la gente es amble, adaptarse al frío no es fácil, pasar de 35 grados a cero grados en invierno no es fácil”.