Carlos Alejo González Castillo, a quien sus amigos cariñosamente le decían ‘Quijá’.
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En 1968 llegó a La Guajira procedente del departamento del Tolima, Carlos Alejo González Castillo, enviado a trabajar en el Instituto de Mercadeo Agropecuario, Idema. Cuando esta entidad del estado se liquidó, ya había se establecido emocional y económicamente en Riohacha.

Con los años, se enrola en diferentes actividades comerciales de la época en La Guajira; es así como trabaja con varios núcleos familiares entre ellos, la familia Barros que habitan en la comunidad de Marañamana, cerca a Maicao al igual que otros amigos en la parte sur del distrito de Riohacha, especialmente, habitantes de las poblaciones de El Abra y Arroyo Arena. Estos amigos cariñosamente lo comienzan a llamar ‘Quijá’.

En ese trasegar por La Guajira se ennovia con Luris Catalina Solano Amaya, mujer oriunda del municipio de Hatonuevo, con quien decide convivir en unión libre por más de 41 años hasta que la vida escapa de su cuerpo.

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De esa unión nacen cuatro hijos: Carlos Mario, Randy Hernán, Kelly Vanessa y Dayana Paulina González Solano; quienes le regalan cuatro nietos: Simón González Morales, Jaime González Manotas, Manuela González Manotas, Victoria Parra González.

El año pasado González Castillo se trasladó a Bogotá a pasear y acompañar a su hija en el nacimiento de su nieta Victoria, estando allá presentó quebrantos de salud que a medida que le realizaban exámenes conocía su realidad, falleciendo a las 11:00 de la mañana de este martes en la capital del País de mieloma múltiple, es decir, cáncer de células plasmáticas.

El cuerpo sin vida de Carlos Alejo González Castillo llegará a Riohacha la mañana de este jueves y será colocado en cámara ardiente en la calle 18 número 8-15, barrio San Francisco. Se le dará cristiana sepultura en el cementerio Central en la mañana del día viernes 5 de agosto antecediéndolo una misa en la iglesia San Rafael.

Para Carlos Mario, su hijo mayor, su padre era una persona amble, alegre, de buen sentido del humor; siempre le tenía un chiste a cualquier dificultad que se presentaba. Paz en su Tumba.