“He sufrido muchas veces rechazo y malos tratos por ser venezolana, pero me concentro en lo bueno que me ha pasado y en las personas de buen corazóny se me pasa”, expresa Maira Fuenmayor.
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Maira tiene dos años de haber partido de su amada patria venezolana, se radicó en Riohacha para acompañar a su hija los días previos al parto de su segundo nieto. Se quedó en Colombia y no ha vuelto, aunque extraña mucho su tierra. Maira es sorda y esta es la historia que le contó a La Guajira Hoy.

Maira Alejandra Fuenmayor nació en Ciudad Ojeda, tercera ciudad más importante del estado Zulia. Estudió bachillerato en el Instituto Nocturno Ojeda. Tiene dos hijas y dos nietos, vive arrendada y se gana la vida promoviendo la bioseguridad en una agencia de giros y encomiendas en Riohacha.

Migró a Colombia dejando a sus padres, su casa, sus amigos, sus conocidos, su ciudad, las calles de toda la vida y un pedazo de corazón irremplazable. Migró con la promesa de volver mejor, más fuerte y más sabia. Hoy en día cuenta su historia con orgullo porque se sobrepone a las adversidades que la vida le ha puesto.

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Perdió el sentido de la audición a los 23 años de edad, cuando quedó embarazada de María Rosa, su primera hija. Su sordera fue un proceso degenerativo y hereditario porque su madre, ella y su hija perdieron la capacidad de escuchar, explica. Sin embargo, eso no ha sido impedimento para luchar por su vida y por el porvenir de su descendencia.

A sus 42 años ya tiene dos nietos y se ha convertido en “una abuela perdidamente enamorada”, confiesa entre risas. Se comunica con lenguaje de señas y con notitas para quienes no comprenden. En algunos casos usa sonidos, e incluso articula palabras que ella misma no puede oír para que sus ideas puedan ser entendidas.

Ella y sus hijas migraron a Colombia y se radicaron en el Distrito de Riohacha. Primero se vino María Rosa, luego ella con Orlianny, la hija menor. Consiguieron un apartamentico en la carrera 18 del barrio San Francisco donde ayuda a criar sus nietos, y donde almuerza con otros amigos sordos que ha conocido a través de los meses.

Forma parte de la Asociación de Sordos de Riohacha (Asor). «Ahí conocimos a muchas personas, la población es importante. Incluso el grupo de venezolanos con sordera es algo numeroso, aunque no tanto como los demás”, escribió en su cuaderno de notas.

Maira entrega un volante muy sencillo donde relata su condición y solicita el apoyo de las personas. No insiste, solo lo entrega. Si las personas consideran a bien darle alguna moneda o un billete, ella recibe el aporte o acepta la negativa sin molestia.

Después de llegar a Riohacha y comprender las diferencias y las similitudes entre su país y Colombia, decidió quedarse y procurar el sustento para su familia. Y así fue como consiguió un lugar donde ‘colaborar’, una fuente de ingresos que le ha servido “para sostenerme, comprar mis cosas y enviar a Venezuela”.

Junto a una amiga llegó a un efecty cercano al hospital Nuestra Señora de Los Remedios. Inicialmente estaba en el andén ayudando. Poco después la administradora, Lorena Oñate, le permitió estar adentro; donde ordena el ingreso de los usuarios, desinfecta manos y se asegura de que todos tengan tapabocas antes de ingresar. Todo sin pedir nada, solo que lean la carta que les ofrece.

“No me gusta pedir, ni mendigar. A mí me gusta trabajar, tener algo qué hacer y que valoren el esfuerzo que hago por ser una mejor persona. Por eso me han recomendado para hacer tareas domésticas para algunas personas que han confiado en mí”, confiesa con un rociador de alcohol en la mano.

Al igual que Maira, algunos compatriotas con sordera se han ubicado en sitios similares aportando su granito de arena por la bioseguridad, manteniendo la línea del respeto y demostrando diariamente que, si hay confianza, todos pueden construir un mundo mejor.

“Me siento muy agradecida con Dios y con Colombia, en especial con las bonitas personas que me he encontrado en el camino, como la dueña. Son personas que nos han dado una oportunidad y tenemos que demostrar que somos buenas personas”, sentencia Maira Fuenmayor.