Así como en los pueblos y ciudades se vive el espíritu navideño porque diciembre llegó con su ventolera y la brisa llena el mundo de placeres, en las comunidades rurales de La Guajira también la navidad llega con alegría y el mundo florece y en los corazones la tristeza desaparece.
En las rancherías de la Alta Guajira, por ejemplo, también están preparándose para ofrecer una comida a las doce de la noche del 25 y el 31, luego las familias se van de casa en casa a saludar y regresan tres horas después de manifestaciones de cariño y alegría.
Es una época muy nostálgica para muchos, debido a ciertas tragedias o por la ausencia de un ser querido que viaja en estas fechas, manifestaciones que se hacen sentir más en las mujeres quienes lloran.
En las rancherías, cuando hay buenas cosechas, aumenta la cantidad de comida sobre todo en los conocidos guapitos (bollos de maíz jojoticos que se amasan como la harina y se envuelven con la cáscara del maíz) y chichas, el asado, el frichi y los sancochos. Alimentos muy apetitosos que comparten los wayuu con sus familias, amigos, hijos y compadres.
Cuando se tienen las maneras económicas, hacen dulces de coco y otros para disfrutar el regreso de las extenuantes caminatas debido a lo separadas que están cada comunidad. Eso se hace hasta la amanecida, donde no deben faltar unas buenas garrafas de chirinche.
La fiesta en la zona rural de La Guajira es todo un disfrute, porque la brisa mueve de manera intrépida las mantas de las mujeres, mientras hombres y niños disfrutan de su paseo, así como los visitados se alegran también con la llegada de sus familiares y amigos.
Son fechas muy especiales porque las comunidades comen e intercambian algún trago corto o chichas fermentadas acompañadas de muchas comidas que en todos los ranchos preparan para recibir el nuevo año.