José María Iguarán González, un fotógrafo-periodista y compositor de música de acordeón, quien dejó gratos recuerdos.
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Por: Nilva S. Rodríguez Pastor, especial para LGH

Querido Jóse:

Te cuento que en estos días supe más de ti que en los últimos 10 años.

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Hace poco recuerdo que en Facebook o en Messenger me apareció tu saludo y me sorprendió verte gordito y rozagante.

Me alegré, pero como siempre hago en esta vida loca, seguí en mis rollos. No te mandé saludos especiales, sino que te dije lo cachetón que te veías, no te pedí tu número para saludarte de viva voz, ni me dediqué a perseguirte por WhatsApp como hago con tantos amigos más.

Cómo me duele no haberlo hecho, para que me contaras las tristezas que ahora supe que viviste por el mal corazón de quienes te rodeaban; me duele no haberte escuchado, porque aunque no éramos íntimos, sé que me lo habrías confiado.

Ahora que me cuentan mis amigos de Riohacha que estuviste incluso con muletas, porque tuviste un accidente de tránsito y que después de cuidar a tu mamá muchos años, tus hermanos, desconociendo eso, te sacaron de tu espacio vital, donde estuviste con ella mucho tiempo hasta su muerte. Me duele no haberte apoyado en esos momentos duros.

Todos saben en los medios de La Guajira quien eras tú… pero yo quiero contarles a muchas personas sobre tu presencia en el mundo.

Fuiste el reportero gráfico del diario El Tiempo cuando tuve la fortuna de conocerte, cuando tuve la fortuna de trabajar en La Guajira como corresponsal de ese diario.

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Te vi, y la primera palabra que me vino a la mente fue ‘ternura’. Eras eso en pasta, más dulzura, más folclor, más nobleza, más alegría a flor de piel, más responsabilidad.

Estar al día en las noticias de La Guajira era tu vida, me tenías alerta siempre y llegabas con tu ropa un poco más grande que tu cuerpo, y encima tu equipo periodístico, tu cámara profesional y una sonrisa, todos los días, ya con algo capturado en tu lente, una noticia en camino.

Tus fotos eran exactas, ni más ni menos. Nada de rebuscamientos. Eran lo que debe ser la noticia. Y gracias a ti nunca nos ‘chiviaron’, porque estabas siempre alerta. Vivías pegado al radio y tus contactos no te fallaban.

Cuando sacabas una foto artística te emocionabas especialmente y que te la publicaran en el periódico era un triunfo fabuloso que celebrábamos juntos.

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Tu tranquilidad al caminar, tu vida en general, lenta y acompasada, eran la risa de varios amigos. Ellos, malvados, se creían más ágiles que tú y solían reírse más de la cuenta, pero tú los sorprendías cada vez con tus salidas ingeniosas y sobre todo llenas de nobleza y alegría.

Nilva Rodríguez, fue compañera de trabajo de Jose cuando pasó por El Tiempo.
Nilva Rodríguez, fue compañera de trabajo de José cuando pasó por El Tiempo.

Encantado como eras con tu folclor, vivías cantando y cuando me descuidaba me llenabas la oficina de tus amigos cantautores. Allá me llevaste al hermano de Leandro Díaz, tu padrino, quien se apoyaba en ti para sacar adelante sus sueños musicales. Él te grabó un tema, el éxito estaba en el sentimiento y la alegría de haber convertido esa creación en un cd, fue la gran recompensa.

Así eras tú… ayudabas, aportabas, siempre estabas presente para dar tu mano, tu alegría, tus canciones, tu solo presencia que era mucha y muy grande para quienes apreciamos realmente el gran ser humano que fuiste.

Porque te fuiste… esta mañana de lunes 6 de julio… solito, en una sala de cuidados intensivos. Quizá si hubieras estado rodeado de los tuyos ellos hubieran atendido tus primeros síntomas, como se está haciendo con tantas personas que están manifestando las maluqueras propias de este virus terrible.

Pero qué triste que estuviste solo Jóse, que nadie estaba cerca de ti para ver qué sentías u oírte quejar por algo. Tengo la fe que Dios te acogió en sus manos, porque eras hijo de Él, bueno, noble, lleno de sentimientos bellos.

Mi compañerito. Me decías compañera al principio, luego cuando escuchaste que mi novio Robert me llamaba Sofi, empezaste a decirme Sofi, así como todos los amigos riohacheros que también lo escucharon.

Para mí siempre fuiste Jóse… con acento en la O, así te llamábamos todos, algunos José Iguarán. ‘El gran José Iguarán’.

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El tímido Jóse sorprendió a muchos cuando de pronto, después de haber sido fotógrafo free lance de El Tiempo se enfundó la casaca de El Heraldo. ¿Qué paso? Me preguntaron. Yo les conté:

José Iguarán llegó una tarde a la redacción y me dijo, “compañerita, le tengo que decir algo”

-Ajá Jóse, dime.

-Es que no sé cómo …

-Dimeeeeee niño, ah pueh

-Es que me llamaron de El Heraldo, y no sé qué hacer

-Pues Jóse usted es un excelente trabajador y aunque Tiempo es Tiempo, acá no tiene las prestaciones sociales, ni la seguridad laboral que le ofrece El Heraldo, así que no lo piense y vaya a trabajar al periódico costeño, que yo sé que le va a ir muy bien porque usted es bueno.

-Me va a hacer falta compañerita.

-Y tú a mi Jóse. Me vas a hacer falta. Sabes que cuentas conmigo siempre…

Me duele mucho la partida de Jóse porque sé que no fue porque el Covid debía llevárselo sino porque no contó conmigo, ni con sus hermanos, ni con una mano cercana que lo ayudara como debió ser, siempre.

Dios te reciba en su Santo Reino Jóse. De las personas que he conocido tu eres de los pocos que te lo mereces.

1 COMENTARIO

  1. Que manera de hacer un homenaje a ese gran amigo, yo que los ví compartir muchos tiempos y como compañero míos también en el diario El Tiempo, que Dios lo tenga en su santa gloria y mis aprecios y cariño para ti Sofi…

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