Dios Todo lo Puede, ayúdate que yo te ayudaré…
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Esa expresión es un muy común por estos días. De hecho, citar a Dios es muy común. ¡Que Dios meta su mano! ¡Que Dios nos proteja! ¡Que Dios no permita que ese virus llegué por acá! Y la más egoísta de todas, ¡que Dios salve a mi familia!

Lo cierto es que en épocas de calamidad, angustia o sufrimiento, Dios es la salvación (esa faltó en el párrafo anterior). Sin embargo, hablar de Dios es supremamente complejo y difícil.

Nadie lo ha visto pero muchos creen que existe. Y es exactamente eso. Una súper creencia. Una creencia que genera egos y diferencias. Ya que, el que lo sigue, se siente más afortunado que el que no. Y lo peor es que te hacen creer que te va ir mal porque no te has entregado a la iglesia, es decir, no te salvará, que irás al infierno.

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No obstante, todos somos ateos. Al haber tantas religiones en el planeta, y tantos dioses. Al final, los que no son ateos, porque tienen algún tipo de creencia religiosa, terminan siendo ateos, porque no creen en otros dioses. Es decir, creen en uno solo, pero promueven el ateísmo frente a los diferentes dioses que los demás tengan.

Eso induce a un par de inquietudes. ¿Por qué hay tanto afán por convencer a otros de ser los dueños de la ‘verdad’ frente a Dios? ¿Por qué las iglesias pelean como aves de rapiña por sus fieles, a tal punto que los obligan a exteriorizar su reino de fe buscando más adeptos?

Si al final Dios lo puede todo, y ¿por qué permitió que llegara el virus? Si lo permitió, es porque quería matarnos o darnos una enseñanza. Entonces, eso quiere decir que el virus es bueno, ¿porque nos trae una enseñanza?

Hablar de Dios es complejo. Lo cierto es que con tu libre albedrío podrías estar arruinando o salvando tu vida. ¡Quédate en casa! No olvides que Dios dijo, ayúdate que yo te ayudaré..