El departamento de La Guajira es bello y apetecido por muchos. Sus paisajes y encantos no tienen igual en un país de paisajes y encantos.
No obstante, tanta belleza siempre ha estado opacada por circunstancias adversas, las cuales han hecho del guajiro un ser aguantador y resistente.
Por estos días, tres males aquejan a la bella Guajira. Y un cuarto que no es mal, pero que a veces su presencia masiva causa estragos.






La covid-19 no se ha ido, nunca se fue y muy posiblemente nunca lo hará. Mientras la población guajira no entienda que la vida cambió y que todo tipo de evento o reunión no puede ser concebida como en el pasado, estaremos perdiendo la batalla contra esta terrible enfermedad.
Ya hemos visto que cuando hay algo de relax, la covid-19 toma ventaja y en cuestión de días se apodera de los incautos y regresa a su estela de terror.
Por otro lado, las lluvias han vuelto. Siempre ha sido así y eso no va a cambiar. Deseamos todo el año que llueva, pero cuando esto pasa, nos acordamos de lo inadaptados que estamos para la lluvia.
Inundaciones, desbordamientos, calles intransitables, comercio paralizado y agua estancada. Sí, mucha agua estancada que termina siendo el ambiente propicio para los mosquitos y uno de ellos es letal.
Una población que se muere de hambre no debiera tener más azotes. Pero el Aedes Aegypti no entiende de analogías. El dengue está azotando al departamento de La Guajira y ha matado decenas de niños en tiempo récord.
¿Es esto nuevo? Por supuesto que no. ¿Y si es así, porque las autoridades locales y nacionales no evitan que esto pase?
Quizás la respuesta a este y muchos otros males que sufre La Guajira tenga que ver con nuestro último mal del momento.
La Política está en su apogeo. Ya las ratas han escogido que ruta tomar para apoderarse del poder. Las famosas listas de los aspirantes al Congreso de La República están casi completas.
Habrá alianzas, pactos y promesas. Al final, poder social, político y económico serán la recompensa por llegar a una torta jugosa llamada Congreso.
¿Es esto nuevo? Por supuesto que no. Siempre ha funcionado así y es exactamente por eso que los niños de La Guajira, seguirán muriendo de hambre y dengue.
¡Que Dios se apiade de nosotros, porque los políticos no lo hacen ni lo harán!