La navidad de La Covid-19. Foto enriquedans.com.
La navidad de La Covid-19. Foto enriquedans.com.
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Cuando los primeros casos de covid-19 se detectaron en La Guajira por allá en el mes de abril del presente año, nadie se imaginó que tendríamos navidad con la temible enfermedad a bordo.

Las advertencias se dieron, y los municipios, así como las autoridades del Departamento, se movieron alrededor de prevenir la temible enfermedad. Pero los esfuerzos que fueron mayúsculos parecen hoy insignificantes frente a los avances de la misma.

Lo peor de todo lo que se está viviendo al interior del departamento frente a la covid-19, es la naturalización de la misma. Es decir, ya hay una conciencia colectiva de la existencia de esta, lo cual no es negativo. Pero lo que sí es negativo es la percepción de que es una enfermedad inevitable, la cual todos debemos afrontar.

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Por lo menos, ese pensamiento está calando al interior de la sociedad guajira, y no debiera ser así. Porque la covid-19 es evitable.

El lavado de manos es efectivo; el distanciamiento social funciona; el uso de tapabocas disminuye el riesgo. Con lo cual se concluye que sí hay opciones.

Sí es posible adoptar comportamientos por un tiempo mientras se le da chance a la vacuna, y así se podrían evitar muchos contagios. Lo cual, sea dicho de paso, no sólo podría producir la muerte, problemas en el sistema nervioso, circulatorio y cerebral. Sino que se le suma la posibilidad de sufrir disfunción eréctil en los varones. Y esa es sólo una de las miles de secuelas que podría dejar esta enfermedad.

Por estos días de parranda decembrina, los contagios están disparados, y a nadie pareciera importarle. La gente del departamento se agasaja por doquier. Los comercios en su afán, entendible por demás, de activarse, han ignorado toda clase de medidas.

El tapabocas se ha vuelto un adorno en la barbilla. Un adorno que podría salir bien costoso, ya que hemos llegado a las cifras mas altas de contagio desde que arrancó la pandemia.

La temible enfermedad covid-19, le está ganado la batalla a la propia raza humana, porque a muchos se les ha dado por creer que no es evitable, y silenciosamente esta sigue su curso. Arrasando con familias completas. Con sueños y esperanzas.

Todo por cuenta de una sociedad que clama el derecho al trabajo, al sustento, al contacto. No sin saber que exigir esos derechos, los podría alejar del más importante de todos, el derecho a la vida.

Son sólo unos meses más. Hay que aguantar. NO más parrandas. SÍ al lavado de manos permanente y SÍ al tapabocas en nariz y boca.