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Ómicron es la nueva variante de la temible covid-19 que anda poniendo en alerta a todo el planeta.

Es conveniente mencionar que estar alerta no es sinónimo de entrar en pánico. No obstante, la sobreconfianza ya ha sido ampliamente castigada por la pandemia, y es por ello que la ciudadanía debe mirar a la variante Ómicron con mucho cuidado. 

Las cicatrices enseñan y ya el mundo lo tiene bien aprendido. En menos de una semana se han cancelado casi 5.000 vuelos internacionales en el todo el planeta. China está confinando las áreas donde están saliendo brotes y Países Bajos cerró sus puertas a todo tipo de actividad social; sólo por mencionar algunas de las acciones que se están tomando frente a lo que se viene.

Para el caso de Colombia, Ómicron ya llegó. Ya hay casos conocidos en Santa Marta y Cartagena. Lo cual nos coloca en posición vulnerable a los guajiros, por la cercanía con la localización geográfica de los casos registrados.

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Es por ello que el retorno de las actividades cotidianas en el departamento de La Guajira, debiera ser reevaluado. La población salió despavorida a tomarse los mercados, olvidándose de las medidas de protección y distanciamiento. Combinación predilecta para la propagación del virus.

Las autoridades del departamento no deben bajar la guardia frente a los controles de la pandemia. Los escenarios vistos en este fin de semana, sólo muestran a una población que ha olvidado por completo la letalidad del virus.

Es crucial que las autoridades le sigan recordando a la población que no se le ha ganado la batalla al virus y que es perentorio mantener las normas básicas, como es el uso del tapabocas, lavado de manos y distanciamiento social.

La idea es que podamos ver muchas más navidades mientras la ciencia sigue avanzando en la guerra contra el virus, y no que disfrutemos de la presente fiesta decembrina sin control para después lamentar la partida de amigos y seres queridos.