El gobierno acaba de aprobar la exportación e importación de cannabis, y con ello un mundo de oportunidades de abren para el territorio colombiano.
La Guajira tiene experiencia lidiando con la mata otrora discriminada. La bonanza marimbera fue parte de la idiosincrasia de los hogares guajiros, y con ella un océano de oportunidades para el pueblo. Aunque, es conveniente mencionar que las épocas son completamente distintas y los contextos también, a pesar de que se esté hablando de la misma mata.
Hace medio siglo las polvorientas vías y caminos de La Guajira, eran testigos de movimientos masivos de marihuana. Toda una sociedad vivía en función de la droga. Si bien era ilegal, había una cultura adaptada para ello. Nuestros padres y abuelos tenían relaciones, transporte y logística adecuada para ser exitosos en su tarea: traficantes de marihuana.
Hoy, la sociedad guajira no está preparada frente al reto planteado. El hecho de que los cultivos de marihuana sean legales, exige unas dinámicas a las cuales, el pueblo guajiro todavía le falta preparación.
Los diferentes usos y formas del cannabis para su aprobación, como el grano, la planta y si esta es psicoactiva o no psicoactiva, son sólo el inicio de la cadena del proceso, ya que el producto deberá ser aprobado por el Fondo Nacional de Estupefacientes, Subdirección del Control y Fiscalización de Sustancias Químicas y Estupefacientes del ministerio de Justicia, Invima y el ICA. Después de eso, la solicitud debe ser presentada ante el ministerio de Comercio Exterior.
Ya sabemos que las potencialidades del suelo guajiro son elevadas. El problema corre por cuenta de que no tenemos un agro organizado para este tipo de comercializaciones. Debiéramos estar exportando masivamente todos nuestros productos hacia las islas del Caribe y otros destinos, pero desafortunadamente, no contamos con una política agrícola que vele por esos objetivos.
Es por ello que mientras no tengamos el encadenamiento productivo, patrocinado desde los gobiernos locales y, nacional, no volveremos a tener una bonanza marimbera.
¡La oportunidad está, sólo debemos prepararnos para ella!