Las casas de cartón, zinc y madera, es el predominante en esta invasión denominada Villa del Sur.
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Por Evelin Barrios Florez.

Lo que debía convertirse en uno de los escenarios deportivos más destacados de La Guajira, terminó siendo una invasión en la que se encuentran unas 800 familias en su mayoría venezolanas y de la etnia Wayúu que, en medio de la basura y escombros construyeron cambuches, siendo éste su nuevo hogar.

Los terrenos que se conocieron como Villa Olímpica por la decidía del Estado, fue presa fácil para los destechados, desplazados y venezolanos que han venido de sus tierra huyendo de la mala situación. Como toda invasión, no cuentan con ningún servicio público.

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Pedro Manuel Villalba Pacheco, líder comunal manifestó «exactamente el 18 de junio del 2017, tomé la decisión en compañía de 600 personas más, de invadir este terreno, por no tener una vivienda donde habitar, pero las condiciones de vida en estos 11 meses han sido difíciles”.

Manuel Villalba Pacheco.

Asegura que uno de los problemas es la falta de agua, que diariamente deben comprar cinco mil pesos de agua. No tienen donde defecar, algunos han construido fosa séptica, mientras que otros van al monte y los demás, utilizan la famosa bolsita voladora.

También manifestó que ya se han presentado incendios, porque en horas de la noche por ausencia de la energía utilizan espermas y estas en el menor descuido provocan conflagraciones, si se tiene en cuenta que muchos habitan en cambuches, hechos con cartones, zinc y madera.

Este sitio antes de ser invadido se había convertido en ‘zona roja’ porque cometían diversos delitos: violaciones, hurtos, desvalijadero de motos, asesinatos y hasta actos de brujería.

En este pedazo de tierra, el Gobierno Departamental en cabeza del gobernador de ese entonces, Álvaro Cuello Blanchar proyectó la construcción de la Villa Olímpica, pero éste quedó en eso; porque ni su mentor el también mandatario de los guajiros Jorge Eduardo Pérez Bernier, siguió su idea.

Lo cierto es que hoy se ha convertido en un ‘elefante blanco’ en donde se invirtieron unos recursos importantes que se esfumaron, como ocurre en esta tierra cuando los recursos son del Estado.