En su hogar no falta el toque Wayúu quedando de presente que no olvida su amada guajira, esa de la cual se siente orgulloso.
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Por Evelin Barrios Flórez.

Como un padre amoroso, responsable y trabajador, así describen sus hijos y nietos a este médico apasionado y entregado a su profesión que en ese tiempo se convirtió en uno de los referentes profesionales de La Guajira.

Cuando realizaba sus estudios de medicina en la ciudad de Cartagena, conoció el amor de su vida, Olga Rosa Castellar con quien lleva 54 años de matrimonio, producto de esa unión tuvo 6 hijos: Liliana, Claudia, Josefina, Olga, Joselyn y Marcos De Luque.

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En la actualidad gozando de su pensión tiene el placer de disfrutan y compartir con sus 14 nietos y 9 bisnietos quienes a cada rato lo visitan.

Con valores de respeto, honestidad y tolerancia crió a sus hijos y aunque dicen por ahí que ‘los médicos son profesionales muy ocupados’, Francisco se encargó de que su labor fuese el sustento económico de su familia y la unión entre ellos.

“Recuerdo cuando mi padre nos llevaba a laborar a los corregimientos de La Guajira, con un cepillito de dientes y ropita en un bolsito, el doctor, salía a trabajar con sus hijos” relata su hija Claudia De Luque quien con orgullo también dice “mi padre fue el mejor médico de todos”

Y aunque entre las diferentes profesiones de sus hijos, licenciatura, ingeniería, docencia y hotelería y turismo, ninguno se inclinó por la medicina, asegura sentirse tranquilo de no haber influenciado en lo que ellos eligieron porque a su consideración lo importante no era la profesión escogida sino, los valores con que la ejercieran.

Hoy ese tiempo valioso que les dedicó a pesar de su ocupada profesión ha dado sus frutos, con amor, orgullo y respeto sus hijos y nietos se refieren a él y se divierten escuchándolo contar esas historias que repite una y otra vez porque a los 83 años su memoria ya no es la misma, como esa del niño de Castilletes que tanto le gusta contar.

“Cuando mi padre me llevó a estudiar a Uribia, los maestros de la escuela decían cómo es posible que este niño que viene de Castilletes, sepa más que los estudiantes de la ciudad” una anécdota que relata con orgullo porque desde temprana edad dio muestra de lo inteligente que era.

Francisco José De Luque Plata estudió medicina porque su padre se lo ordenó y el obediente como los hijos de esa época sin refutar le cumplió. Al finalizar su carrera sirvió durante mucho tiempo a su amada Guajira por donde recorría los rincones más alejados con tal de atender a todo aquel que lo necesitara, un acto de bondad y profesionalismo que aún muchos recuerdan y le agradecen.

Actualmente disfruta de la lectura y de salir a caminar cuando su salud se lo permite, aunque su mente le falla por momentos, lo que si deja presente en cada conversación es que sus hijos han sido lo más valioso.

“Me siento tranquilo, que ellos sepan quién soy porque siempre conté con una solvencia moral que hoy me permite salir con tranquilidad sin temor a que alguien me señale y es el mejor legado que les puedo dejar”.