Empresas Públicas de Medellín construirá una planta en el Magdalena Medio en un área de 200 hectáreas y parece que no invertirá en La Guajira.
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En Colombia está creciendo el número de empresas que se suman a la producción y uso de la energía solar para aprovechar los incentivos establecidos y contrarrestar los costos elevados del servicio de energía que le restan competitividad al país.

La Guajira ha sido caracterizada por la UPME, como el departamento con el mayor potencial en Colombia. El ministro de Ambiente, Luis Gilberto Murillo, reconoció que “La Guajira deberá moverse del sector minero hacia la generación de energías renovables, ya que tiene el potencial para generar toda la energía y demanda de Colombia”.

Muy a pesar de ello, las inversiones del sector se están localizando en otros territorios. Hace algunas semanas, Celsia anunció la construcción de una planta solar en Yumbo, consolidando una serie de plantas de energía renovables en los departamentos del Valle del Cauca, Bolívar, Santander y Cesar.

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En parque eólico Jepirachi, localizado en el municipio de Uribia, propiedad de EPM, pero al parecer no le ha ido bien en La Guajira.

En el corregimiento de La Mesa en Valledupar, Celsia a través de su filial EPSA, construirá una de las granjas solares más grandes del país, la cual tendrá una potencia instalada de 100 megavatios (MW). Ella estará ubicada en un terreno de 197 hectáreas para generar 187 GWh/año, con los que se pueden abastecer de energía a más de 105.000 hogares.

EPM que ha estudiado las potencialidades de la energía renovable en La Guajira, parece estar interesada en invertir en otros departamentos. Esta empresa construirá una planta de US$75 millones en el Magdalena Medio en un área de 200 hectáreas. Allí podrá producir 86 megavatios y actualmente se encuentra en la fase final de los estudios para el licenciamiento ambiental. Se calcula que las obras comenzarían en el segundo trimestre del 2018.

Estas acciones confirman que Colombia inició un proceso de producción de energía renovable para el consumo de los hogares, que luce rezagado independientemente de las bondades que mantiene el país. Sin embargo, La Guajira que presenta la mayor potencialidad, aún no entra a jugar como territorio receptor de inversiones en este sector. ¿Qué puede estar pasando con la confianza del inversionista en el territorio?, ¿por qué La Guajira aún no está en el radar de estas empresas?, ¿qué hace falta para aprovechar esta oportunidad?.

Cesar Arismendi Morales.

En relación con ello, Cesar Arismendi Morales, director del Centro de Pensamiento Guajira 360°, afirma “pueden existir algunas hipótesis y razones explicativas de la baja motivación que muestran inicialmente los inversionistas en el territorio; porque no existe una línea de transmisión para sacar la energía renovable al mercado nacional y existe una baja capacidad de interlocución territorial motivado por las debilidades institucionales que presenta el sector público regional.

Igualmente, los territorios más atractivos para localizar estas granjas se encuentran en los resguardos indígenas, lo que  generan limitaciones al momento de decidir la inversión; no se ha desarrollado suficientemente un mercado de tierra para uso industrial y el territorio no está ordenado para una producción industrial de energía renovable.

Finalmente, el bajo acceso a los territorios eleva los costos en seguridad; las consultas a las comunidades indígenas son muy demoradas y se incurren en costos no establecidos en el proyecto, además, de la desconfianza en las alianzas empresariales y productivas con las comunidades indígenas”.