El parqueadero de su residencia lo convirtió en la ciudad de Santa Claus, con representación de lugares que son iconos a nivel mundial.
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La época navideña siempre es motivo de reflexión y nuevo comienzo. El espíritu de la navidad llega impregnando el ambiente de armonía y las familias riohacheras se han dispuesto a vivir plenamente estas fiestas que con sus luces y colores llenan de esperanza el nuevo año que comienza.

Entre novenas y fiestas se vive la navidad, niños con sus maracas y panderetas se ven por las calles cantando y pidiendo a Dios que les traiga obsequios materiales pero también espirituales, esos que llenan el alma.

La navidad es una tradición que no muere y año tras año las familias, por un momento dejan de lado los desasosiegos para llenarse de esperanza y llevar alegrías a las generaciones venideras.

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“Navidad es amor y paz, desde que tengo uso de razón he amado la navidad, mis padres me enseñaron la importancia de esta época y por eso sigo con mi tradición”, así define Flor María de La Vega las fiestas decembrinas, quien junto a su familia transforman su casa con la llegada de la navidad.

Luces, bambalinas, arbolito, santas, renos y hasta una villa navideña están dispuestos a los ojos de todos los que se acercan a ver ‘La Casa de Santa’, como la llaman los más pequeños, quienes ilusionados llegan hasta la calle 12ª  para celebrar la novena navideña.

Así como ellos muchas familias, entidades y organizaciones han creado el ambiente propicio para vivir a plenitud las fiestas decembrinas. Fachadas iluminadas dispuestas a los ojos de todos, pesebres, Santa Claus y muñecos de nieve dan la bienvenida en los hogares.

En diferentes puntos y sectores de la ciudad se pueden ver cómo se las ingenian para dar vida a esta época que pese a las vicisitudes no deja de ser alegría.

Esta es la señal de que el espíritu navideño no muere nunca, la unión y la felicidad debe ser primicia en el nuevo año que siempre viene lleno de cambios esperanzados en los vientos de paz que soplan para la región.