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Por: Jaimelis Fonseca Sierra – Especial para LGH

En Barrancas, las nubes taparon el sol como señal de duelo y así estaban muchos de sus habitantes; llorando al igual que las nubes que descargaban un fuerte aguacero como rindiéndole tributo a las mujeres bellas que nacen en su terruño.

Familiares no alcanzaban a entender lo que había sucedido horas antes, cuando un nefasto y absurdo accidente le arrebató a los barranqueros la posibilidad de tener a una médico, con la partida de Karla María Solano Soto.

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Ella fue una de las cinco víctimas mortales del fatídico accidente, ocurrido cerca de la media noche del miércoles en la zona rural del corregimiento de Cuestecitas, en el municipio de Albania.

Karla, era la consentida de tres hermanos que nacieron de la unión matrimonial de Carlos Solano y Manuela Soto, gente reconocida en el municipio denominado como la Tierra Amable de La Guajira.

Sus hermanos Carlos y José Alberto, la describen como la reina, la consentida, la niña pasiva, calmada pero risueña que alegraba la casa cada fin de semana o vacaciones cuando retornaba a su hogar desde Barranquilla. Llena de expectativas y sueños por su carrera de medicina que estaba a punto de culminar en la Universidad del Norte de esta ciudad.

Karla, terminó sus estudios en la Institución Educativa Bilingüe de Barrancas y desde que recibió su diploma de bachiller, emprendió el viaje hacia su más anhelado sueño, ser médico, sin saber que a sus 22 años la muerte se interpondría justo cuando apenas estaba a punto de lograrlo.

Solo el llanto adolorido de sus seres queridos y amigos rompe el silencio en la tierra amable; muchos se preguntan, ¿por qué?, otros solo guardan silencio mientras tratan de asimilar lo sucedido.

La joven era prima de la actual Gerente del hospital, Claudia Bolívar Soto, quien manifestó a este medio que es una pérdida irreparable para la familia, que veía a Karla como uno de los tesoros más valiosos y hermosos de sus seres queridos.

Se apagó la risa tierna de Karla, la joven que soñaba con sanar enfermos o incluso, ayudar a salvarle la vida a personas que como ella, en casos como estos, anhelaban vivir solo un poco más.