En el corregimiento de Mingueo, según los pobladores, ese día escucharon una 15 detonaciones, se prevé que eran las dirigidas acabar con la vida de Carlos Javier.
En el corregimiento de Mingueo, según los pobladores, ese día escucharon una 15 detonaciones, se prevé que eran las dirigidas acabar con la vida de Carlos Javier.
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Un paciente lesionado con arma de fuego, puso en aprietos a la tripulación de la ambulancia que debía trasladarlo desde Riohacha, a un centro asistencial de la costa Caribe colombiana, porque se sospechaba, que lo estarían esperando en la troncal del Caribe para rematarlo.

Todo comenzó el lunes 22 de agosto de este año cuando Carlos Javier* se encontraba en su residencia, sobre las 6:00 de la tarde llegaron varios hombres a su casa en Mingueo. Cuentan que el victimario entró a la sala donde este se encontraba y accionó una pistola en repetidas ocasiones, su víctima, salió corriendo.

Fue hasta el patio, saltó paredes, desapareció del sector y se puso a salvo. Le penetraron tres proyectiles: Uno en la nalga, otro en el omoplato y uno más, en la mano izquierda. Minutos más tarde, tomó transporte y llegó en compañía de su pareja sentimental a un centro asistencial en Riohacha.

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El paciente es evaluado inicialmente por el médico de urgencias, quien lo estabiliza hemodinámicamente, colocándole solución fisiológica en vena al llegar para compensar la sangre perdida. Después de estabilizarlo, llama al ortopedista y al cirujano general para que lo evalúen.

El cirujano, decide llevarlo a quirófano a realizarle una toracotomía, porque en la radiografía se observó sangre en la capa que cubre los pulmones. Igualmente, se le deja un drenaje en el tórax, para que expulse la sangre restante y termina así su procedimiento médico.

El ortopedista evalúa la radiografía de la mano izquierda que encuentra fracturas en el matacarpiano y radiografía de la nalga izquierda no encuentra lesión ósea; preparándolo así para su traslado a un centro de mayor complejidad.

Desde el Hospital ubican la clínica donde debe ir trasladado, como también la ambulancia que lo debía trasladar. Al llegar la tripulación tiene contacto con el paciente y los médicos tratantes.

En el protocolo de viaje, el paciente va detrás junto con el médico y la enfermera; delante va el conductor y un familiar del paciente. Al momento de embarcarse, la acompañante dice que no quiere ir delante porque el panorámico es visible, da evidentes muestras de pánico a ser vista, con miedo a un posible atentado.

Este recelo alertó a la tripulación, que le notificó a su empresa lo que estaba sucediendo. Inicialmente, se piensa realizar el traslado por vía Valledupar, pero el paciente insiste que debe ser por la troncal del Caribe, por lo que es mucho más cerca.

En esa encrucijada estaba la tripulación de la ambulancia, situación que fue sorteada pidiéndole apoyo a la Policía, que la escoltó por la troncal del Caribe, hasta sacarlos de La Guajira. Esto sucedió el martes 23 de agosto, pasando por Mingueo en horas de la tarde.

Efectivamente, los estaban esperando, parece ser que lo bajarían del vehículo y lo asesinarían. Se presume que Carlos Javier* tiene cuentas pendientes con algún grupo al margen de la ley, que tiene injerencia en los corregimientos de Mingueo y Palomino, municipio de Dibulla, departamento de La Guajira.

El nombre de Carlos Javier* es ficticio para proteger el nombre del paciente.