Personas malpechosas quieren acabar con la sonrisa de la propietaria de este próspero negocio.
Personas malpechosas quieren acabar con la sonrisa de la propietaria de este próspero negocio.
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Envidia, celos, brujería, rabia o maldad o un poquito de cada una. He ahí el dilema, lo cierto es que como ya van varias veces el asunto comenzó a preocuparle y aunque no se considera con enemigos, Maryuris le asalta el temor de la envidia porque personas con esa condición sí que conoce bastante.

El próspero restaurante está ubicado estratégicamente en medio de una cancha de patinaje y una cancha sintética muy cerca a la plaza central de Distracción. Hasta allí han llegado los inescrupulosos y le han colocado excrementos humanos y en otras oportunidades gatos muertos.

Yo invito a esas personas que dejen la maldad, que busquen de Dios, que las cosas se ganan con carisma y buena atención”, dijo la propietaria del restaurante, quien expresa que esas son cosas de personas adultas, porque el gato que siempre ha encontrado muerto es de color negro y a punto de reventarse.

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La afectada asegura sentirse agarrada de Dios y que nada de eso le va a hacer daño, porque su clientela va a seguir llegando aunque intenten apartarla porque el que sabe todo es Dios.

En esta cesta pública cerca al restaurante, le arrojan gatos muertos para producir mal olor y alejar la clientela.
En esta cesta pública cerca al restaurante, le arrojan gatos muertos para producir mal olor y alejar la clientela.

Aunque la intensión de hacerle daño es evidente, Maryuris dice estar muy optimista y que cada vez que eso suceda, le tocara seguir pagando para que le boten todas esas cosas como hasta ahora lo ha hecho, pero que hacerle daño a alguien no ha pasado por su mente porque confía en Dios.

Varios propietarios de tiendas en diferentes pueblos de La Guajira consultados sobre este tema, coincidieron en afirmar que eso es propio de personas envidiosas. Robinson, propietario de una tienda estanco en Maicao manifestó que “eso sucede cuando la gente le coge cierta vainita a uno ya sea porque no le fía algo o porque lo ven surgir, prosperar”.

Antonia, una señora que lleva muchos años con un negocio en Fonseca, al que ella llama su chuzo, manifestó que esa es pura gente envidiosa, que no han sido capaz de surgir y les cae la tema con quien sí ha podido.

Rogelio, propietario de una carnicería en Manaure expresó que esos casos abundan sobre todo en los pueblos donde la gente pretende vivir a costa de los demás, fiando y no pagan y si no les fían comienzan a tirarle porquerías o sal a los negocios para acabarlos.