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 En los últimos años
especialmente  desde los noventa, el
aumento de la demanda del transporte y del tránsito urbano en San Juan del
Cesar, ha causado particularmente, congestión, demoras, accidentes y problemas
ambientales, ha sido un aumento explosivo que ha surgido en forma descomunal.
La cogestión del
tránsito en este sector de la avenida Manuel Antonio Dávila entre las carreras
tercera y cuarta, conocido como el laberinto, afecta tanto a los automovilistas
como al usuario y peatones que deben transitar por el lugar para recibir su atención
en salud, debido a que están ubicadas las dos más importantes clínicas del sur
de La Guajira y centros médicos de igual importancia.
A pesar de la
exigencia de la comunidad sanjuanera, a las autoridades responsables de
orientar el tránsito, en el sentido de intervenir el sector, han hecho caso
omiso a tan delicada situación permitiendo así que surjan cotidianamente
problemas interpersonales y en la prestación del servicio por parte de los
centros de salud.
Un problema
fehaciente  es que automóviles y motos
con y sin carruajes se ubican en la vía de acceso a urgencias impidiendo que
las ambulancias que permanentemente 
trasladan enfermos, puedan hacerlo con la efectividad que los casos
requieren.
San Juan del Cesar,
es un municipio que adolece del servicio de Tránsito desde hace siete años,
cuando el entonces alcalde Moisés Daza Mendoza, precisamente, propietario de
una de la clínicas que hoy se ven afectadas, decidió desmontar  la oficina existente por antagonismo con el
alcalde saliente de la época, Arnoldo Marulanda Brito.
Desde ese entonces,
en materia de tránsito, los días han sido supremamente difíciles en este
sector, y otros lugares donde se vive solo preocupación  por la carencia de estas autoridades, lo que
ha generado accidentes que a su vez como consecuencias dejan muertos y
discapacitados físicos en altos niveles estadísticos.
Escribió Hugues
Gámez Gámez