Hoy gracias al apoyo de una fundación de una empresa que explota el viento, le ha construido esta edificación que los estudiantes de básica primaria de la Institución Etnoeducativa Integral Rural Kasutalain, sede Ishispa, puedan recibir sus conocimientos.
Hoy gracias al apoyo de una fundación de una empresa que explota el viento, le ha construido esta edificación que los estudiantes de básica primaria de la Institución Etnoeducativa Integral Rural Kasutalain, sede Ishispa, puedan recibir sus conocimientos.
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Los estudiantes de básica primaria de la institución Etnoeducativa Integral Rural Kasutalain, sede Ishispa, ubicada en zona rural del municipio de Uribia, desde este mes de marzo contará con un aula múltiple, que transformará la vida de más de 180 niños y de comunidades vecinas, muy diferente a la que tenían antes.

La obra de infraestructura escolar es la segunda que realiza una Fundación que opera en Colombia, luego de la entregada a la comunidad de Kalaluouu, en el mismo municipio. La inversión realizada asciende a 488 millones de pesos e incluyó la construcción de un aula segura, con energía solar, tres baterías sanitarias, una cocina, un comedor y el embellecimiento del espacio con pintura.

«Como docentes vemos las necesidades de cada uno de los niños, ahora se van a sentir más entusiasmados de estar en sus clases, porque a lo mejor en su casa no tienen como alimentarse y aquí les vamos a brindar la alimentación y aparte de eso el espacio idóneo para que puedan comer. Gracias y que vengan mejores cosas en nombre de los niños«, dijo en el evento de inauguración, Erika Patricia López, profesora de la Institución.

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Esta vivienda la tenían improvisada como aula de clases de la básica primaria.
Esta vivienda la tenían improvisada como aula de clases de la básica primaria.

Anteriormente la escuela, que hace parte de la zona de influencia del proyecto eólico Camelias, contaba con una cocina rústica de muros en barro y teja en zinc, ahora es una construcción tradicional hecha en concreto, más segura y resistente al clima. Además, este espacio servirá para otras actividades de la escuela y como punto de encuentro para la comunidad.

Este es el comedor que tienen ahora los estudiantes.
Este es el comedor que tienen ahora los estudiantes.

«Estamos convencidos que la educación transforma la vida de nuestros niños, además, con estas obras aportamos al desarrollo de la región de diferentes maneras, pues generamos empleo local y contratamos más de COP $50 millones en bienes y servicios como alimentación y transporte«, asegura Luz María Gallo, líder de la Fundación que hizo la donación. 

Igualmente dijo, “afirmamos que creamos valor social alrededor de nuestros proyectos de generación de energía. Tener espacios adecuados dignifica a los estudiantes y maestros, y aporta de manera directa en aspectos como el rendimiento académico, la concentración, la socialización, e incluso minimiza la deserción escolar”.