El trasteo de los comerciantes de Maicao de las grandes, pequeñas y medianas empresas no para. Y es que la pandemia de la covid-19 ‘estranguló’ prácticamente sus presupuestos y las finanzas destinadas para el pago de servicios públicos domiciliarios y los arriendos desaparecieron.
José Stor, propietario de una de las tradicionales sastrerías de la ciudad, tuvo que recoger sus cosas, telas, máquinas y demás implementos de trabajo porque la pandemia lo endeudó y ya no está en condiciones de pagar esos compromisos.
“Antes este negocio generaba varios empleos, los que cocían, la que planchaba y otros colaboradores y desde luego de eso dependían varias familias, pero las cosas han cambiado” asegura Stor con nostalgia en momentos en que se producía la mudanza.
Debió trasladarse para su casa porque el arriendo sigue subiendo y los dueños de los locales no dan espera ni entienden de mala situación, sino que ellos viven es de esto y al que no le guste el aumento o que se le cobre debe desocupar.
Idéntica decisión tomaron otros empresarios que trastearon sus oficinas y equipos de trabajo con los que generaban en el centro varios empleos hasta sus viviendas particulares, para poder trabajar desde allí y ofrecer sus servicios a remoto o domicilio con el fin de ahorrar costos y que la caja pueda cuadrar al menos para los gastos de la familia.