Alimentación: cuentas oscuras

Elimenes Brugés Guerra
Elimenes Brugés Guerra
Exrector de la universidad de La Guajira. magister en estudios político-económicos, especialista en administración de empresas, ingeniero industrial.

Los pecados, aunque sean mortales, son diferentes entre sí. Así todos estén contemplados en la misma categoría dentro del código penal, no todos son iguales.

Es lo que se me ocurre al pensar que cuando la corrupción se lleva por delante los recursos alimentarios de los niños colombianos y eso los lleva a la muerte, esa corrupción es peor que cuando los de siempre se apoderan de los recursos para las carreteras.

Como delito de lesa humanidad debería considerarse el apropiarse de la alimentación de los desnutridos niños del país.

En Colombia, según las investigaciones de la Contraloría General de la República, ya se volvió costumbre apropiarse de los recursos alimentarios que no llegan a la población vulnerable al cual iban dirigidos.

Y esto ha sido desde siempre o más bien desde que el clientelismo político se apoderó del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y en La Guajira tenemos claros ejemplos de políticos apoderados de la contratación del Icbf.

Lo dice la gente del común y lo repiten en la prensa nacional. El Honorable Representante Alfredo Deluque desde el gobierno Santos, está detrás de toda la contratación del Icbf en La Guajira. Por algo será que lo dicen.

Pero no crean que el problema es solo por el manejo del Bienestar Familiar. Ya en el período 2008-2011 se ejecutó el programa Guajira sin Jamushiri cuyo objetivo era “garantizar el derecho a la alimentación a todas las personas, con énfasis en la población vulnerable”. En ese programa se gastaron más de 50.000 millones de pesos de las regalías departamentales.

Y en el 2012 llega Juan Francisco Gómez a la gobernación e implementa el programa PAN, Plan de Alimentación y Nutrición  para “mejorar la seguridad alimentaria y nutricional de las familias del departamento en condición de pobreza extrema”.

Más enfocado este en la parte urbana que en la rural se reestructura posteriormente pero aún así se gastan anualmente más de 37.000 millones de pesos del Sistema General de Regalías.

¿De qué serviría dilapidar tantos recursos? No lo sabemos. Lo real es que entre el año 2008 y 2013 según cifras del Dane  murieron en La Guajira 4151 niños: 278 por falta de comida, 2671 por enfermedades que pudieron haberse tratado y 1202 que no alcanzaron a nacer.

Recalco 278 por desnutrición, o por física hambre que es casi lo mismo. ¿Qué rumbo tomaron los miles de millones gastados en La Guajira sin Jamushiri y en el PAN? Se lo digo: quedaron en manos de los amigos políticos de los gobernantes que contrataron los suministros.

Paralelo a esos planes departamentales estaba el PAE, el plan de alimentación escolar que el gobierno pagaba y que a partir del 2014 dejó de ser operado por el Bienestar familiar.

Quedó en manos de los mandatarios locales y departamentales a través de las Entidades Territoriales Certificadas (ETC). Y aquí sí que se formó la fiesta grande con los recursos de los escolares más necesitados, no solo en La Guajira.

En todo el país fueron apareciendo carteles de contratación de alimentos para los niños, consorcios especializados en facturar en cualquier lugar del país y burlar mediante alianzas locales con clara anuencia de los mandatarios, los dineros públicos. Cuentas oscuras, sobreprecio, entrega por debajo de lo contratado, pago de favores y clientelismo: corrupción a todo taco.

Según informa El Espectador en edición de marzo 14 de 2020, haciendo referencia a los PAE “en los últimos 20 años, según la Contraloría, se han llevado a cabo 405 casos de responsabilidad fiscal en el país, por un monto de COP$ 131.374’059.698” y La Guajira “es el departamento con más procesos de responsabilidad fiscal investigados por la Contraloría.

Desde 1999, el órgano de control ha hallado irregularidades que suman COP$ 20.766’199.643, De esas pérdidas, el 60 % fueron en Uribia, norte de la región”.

Dentro de nuestros municipios, Uribia el adalid. Pero igual pasó por ejemplo en Riohacha (pregúntele a Fabio) y hasta en la misma gobernación (pregúntele a Chemita). A La Guajira poco le importa quienes sean los responsables porque para eso somos amnésicos. ¿Cuándo dejaremos de serlo? Amanecerá y veremos, dijo el ciego.

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