Cerrejón y el turno de la muerte

Elimenes Brugés Guerra
Elimenes Brugés Guerra
Exrector de la universidad de La Guajira. magister en estudios político-económicos, especialista en administración de empresas, ingeniero industrial.

A propósito de la huelga que adelanta Sintracarbón desde hace 53 días se conoce una carta enviada a cada uno de los presidentes de las multinacionales del carbón que conforman Cerrejón Limited (BHP Billiton, Anglo American y Glencore) por el presidente de IndustriAll Global Unión, federación de sindicatos que representa a mas de 50 millones de trabajadores de las industrias mineras y energéticas del mundo. La misiva en cuestión urge a cada uno de los presidentes a usar sus buenos oficios para negociar un acuerdo .

La única diferencia entre esa solicitud y la que hacen los trabajadores en huelga es que la de IndustriAll Global está redactada en inglés, para que la entiendan los cocotudos presidentes. El mismo ministerio del Trabajo del país ha insistido en lo mismo: hay que sentarse a dialogar hasta llegar al acuerdo.

Afortunadamente, parece que se dan pasos para retomar los diálogos. Pero mientras los trabajadores pretendían el fortalecimiento de medidas en las relaciones obrero patronales como el plan adicional de salud, no recorte de derechos sindicales y laborales, mejoramiento en factores como transporte y vivienda, etcétera.

Por su parte, la multinacional, incluso antes de iniciar la huelga, le mostraba su decisión de oro a través de un comunicado: todos los turnos existentes se unificarán en uno solo de 7 días de trabajo, por 3 de descanso. “El turno de la muerte” dijeron los trabajadores.

De la muerte por las largas jornadas de trabajo y y los extensos tiempos de desplazamiento y que comparados con la situación actual pasarían de trabajar 15 a trabajar 21 días y “la mina” en general pasaría de cuatro a tres turnos con lo que quedaría sin empleo un 25 % de la fuerza laboral actual.

¿Es el aprovechamiento más eficiente de la fuerza laboral? ¿O la explotación irracional de la misma? Depende de quién lo diga. La multinacional se escuda en la denominada hora negra del carbón por la descarbonización de la economía mundial que avanza a ritmos casi que frenéticos mientras se incrementa el uso de las fuentes no convencionales de energía como la solar y la eólica.

Así lo decidió el mundo y hacia allá vamos por la misma salud del planeta. Por ello, los 14 años que le faltan a la concesión de la explotación del carbón en La Guajira, no pintan del todo bien, pues los precios tienden a la baja. Hoy rondan los 40 dólares por tonelada cuando en el 2011 estuvieron por encima de los 100.

Los trabajadores dicen que cuando estaban los precios por las nubes, la multinacional no les mejoró condiciones ni eso se reflejó en su status general. Las multinacionales no pierden, aseguran. Para eso saben mover las fichas con los gobiernos, con el mercado mundial y con los trabajadores a quienes pretenden extraer hasta la sangre de sus venas.

Lo cierto es que el cambio de turnos genera mucha resistencia en los trabajadores. Argumentan que descansarán menos y que si actualmente Cerrejón tiene más de 700 patologías asociadas a las enfermedades osteomusculares, respiratorias, cardiovasculares y del oído, con los nuevos turnos estas patologías se incrementarán. Además de las 180 horas de trabajo -mes también hay que tener presente las hasta seis horas diarias de desplazamiento que tienen muchos trabajadores.

Cierto también es que estamos en plena pandemia del covid-19 y que MinTrabajo ha expedido diversas circulares entre las cuales está la 33 de abril del presente año que obliga al acuerdo entre patronos y trabajadores cuando se trate de modificar los turnos. Al menos, mientras dure la pandemia, creemos que el cambo de turnos no será posible.

Tampoco hay que olvidar a la Constitución nacional que manifiesta claramente que toda empresa (aunque sea multinacional) tiene una función social que implica obligaciones. Es una entidad económica y social que representa un papel fundamental en promover el bien común y que al menos, digo yo, debe funcionar en beneficio de todas las personas que de alguna manera contribuyen a su éxito, como los trabajadores. No solo es maximizar el patrimonio de los accionistas. 

Por todo lo anterior, se impone negociar. Colombia lo espera y La Guajira también, así los mayores beneficios terminen, en la multinacional. Pero los trabajadores tienen todo el derecho del mundo a defender sus conquistas y a buscar mejoras sociales así sea con el mecanismo de la huelga indefinida.

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