Coltejer ya no va más

Elimenes Brugés Guerra
Elimenes Brugés Guerra
Exrector de la universidad de La Guajira. magister en estudios político-económicos, especialista en administración de empresas, ingeniero industrial.

Desde hace varios años se venía cocinando la idea hasta que al fin explotó: la flamante empresa de textiles Coltejer ya no va más. Y no es porque no quiera ir sino porque poco a poco fue perdiendo la importancia que tuvo a nivel latinoamericano hasta que se vio precisada a cerrar. Se acabó.

La había creado el industrial paisa Alejandro Echavarría en 1907 con unos escasos 10 telares y 12 trabajadores, pero llegó a tener más de 15.000 trabajadores cuando estaba en pleno esplendor. No aguantó la globalización que le causó estragos a fines del siglo XX y menos aún la del comienzo del XXI; tanto que en febrero de 2001 Coltejer se acogió a la ya famosa Ley 550 de 1999 y en el 2008 se sometió a un Acuerdo de Salvamento, mediante el cual el Grupo mexicano Kaltex paso a ser su nuevo dueño.

A día de hoy ya han despedido a los pocos trabajadores que le quedaban y están en proceso de arriendo y venta de sus instalaciones industriales. Lo que no sabemos es lo que va a pasar con el emblemático edificio Coltejer que en pleno centro de Medellín se levanta imponente con sus 36 plantas y su forma de aguja que domina la ciudad desde 1972 cuando terminó su construcción. Era el símbolo de la Medellín pujante, industrial y competitiva.

Pero Coltejer en su proceso de auge, expansión y desarrollo, no solo se dedicaba a sus labores industriales, sino que mediante un claro sentido de responsabilidad social acometió diversos proyectos que irrigaban los sectores educativos, deportivos y culturales de Antioquia y del país, dejando claras huellas de ello.

El país recuerda noticias que daban cuenta del patrocinio de las Bienales Internacionales de Arte, el ciclismo como actividad preponderante en su región, la participación en la creación de entidades educativas y el Concurso Mejores Bachilleres de Colombia, creado y financiado por Coltejer en la década de los sesenta y comienzos de los setenta. Seguramente que sus pingües ganancias daban para más, pero la historia le agradece estas iniciativas sociales.

En La Guajira no se recuerda a Coltejer porque allá iba a parar gran parte de la cosecha algodonera de entonces, ni porque era una de las primeras empresas del país, sino porque creó en 1961 un concurso en el que participaban los cinco mejores bachilleres de cada plantel educativo del país.

Según los resultados del concurso se escogían como máximo dos por cada Departamento y entre otros, uno por La Guajira, y se les premiaba con un viaje de tres semanas por todo el país. Al final del viaje premio los llamados mejores bachilleres del país escogían a uno quien recibía beca universitaria en la institución que prefiriera el ganador. Coltejer corría con los gastos.

Es como si el pueblo de La Guajira se hubiera apropiado no tanto del concurso sino de los protagonistas de cada año para avivar las rivalidades entre sus dos colegios tradicionales: el Liceo Nacional Padilla y La Divina Pastora. En estas dos instituciones educativas estaban los ganadores del concurso con las ocasionales presencias del Roig y Villalba de Villanueva. La rivalidad futbolera que siempre tenían el Padilla y La Divina, se trasladó al concurso de bachilleres patrocinado por Coltejer.

Las directivas de cada institución anunciaban sus cinco alfiles aspirantes al ‘trofeo’ de Mejor Bachiller del Departamento y las diez ‘estrellas’ quedaban en boca del pueblo y aparecían los favoritismos por doquier. Los docentes de cada colegio respaldaban a sus pupilos y en los días pre-concurso trataban de imbuirles conceptos y estrategias de solución de problemas. Todo por la causa.

Toda esta nota recordatoria es solo para brindar homenaje a esos docentes de las instituciones tradicionales de Riohacha que también se rompían el cuero para que sus pupilos triunfaran; al fin y al cabo el triunfo sería de la institución más que del bachiller ganador. Por ello mi sincero homenaje para los del Liceo Padilla: El Negro Sierra, Julio Quintero, Ángel Brugés, Nicolás Murillo, Juancho Palacio y Ezequiel Bilbao, entre otros. Y para los de la Divina Pastora: Luis Alejandro López, Joaco Curiel, Carlos Pino, Marcos Pedraza, Tatachú y Alfredo Conrado, también entre otros. Y perdón por los olvidos.

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