El olmo no da peras

Elimenes Brugés Guerra
Elimenes Brugés Guerra
Exrector de la universidad de La Guajira. magister en estudios político-económicos, especialista en administración de empresas, ingeniero industrial.

Lo más destacable de la Constitución de 1991 referente a la educación es que “es un derecho de la persona y un servicio público que tiene una función social” pero también dice su artículo 67 que “corresponde al Estado regular y ejercer la suprema inspección y vigilancia de la educación con el fin de velar por su calidad, por el cumplimiento de sus fines y por la mejor formación moral, intelectual y física de los educandos”.

Si a esto nos atenemos y le sumamos los resultados de las pruebas Saber 11 y la clasificación de los colegios públicos del país por parte del Icfes, entonces se puede concluir que la Gobernación del Departamento de la Guajira viene violentando a rajatabla nuestra Constitución Política.

No otra cosa puede decirse cuando se habla de calidad educativa. La calidad educativa puede que no sea tangible, pero hay formas de entender rápidamente cuando se carece de ella.

La calidad tiene que ver con los procesos de enseñanza y aprendizaje, con los contenidos programáticos, con el entorno educativo y con la materia prima, estudiantes sanos y motivados para el aprendizaje. Cuando algo de eso falla, la alta calidad no es posible alcanzarla.

Y cuando el sistema falla parcial o totalmente, los resultados lo muestran. Y año tras año en La Guajira se viene observando cómo los resultados arrojados por las pruebas Saber 11, que evalúan los logros de los estudiantes que terminan educación secundaria, siguen por el suelo.

Esto nos lleva a comprobar que tanto las instituciones públicas como los estudiantes que de ellas egresan, se ubican lastimosamente en los últimos lugares del país, junto con los de Chocó, Magdalena, Amazonas, Guainía y Vichada. Los seis del apocalipsis.

Cuando se exprimen un poco las estadísticas que muestra el Icfes, se encuentran algunas cifras que dan ganas de llorar. En las pruebas Saber 11 de 2020, los estudiantes del 64.4 % de las instituciones de educación públicas del Departamento de La Guajira, obtuvieron puntajes promedios inferiores a 250 puntos sobre 500 posibles. En otras palabras, como se decía antes, es como si hubieran perdido el año.

Y hay más. El Icfes toma los resultados de los tres últimos años y clasifica a los colegios asignándole un puntaje que va de cero a uno, siendo óptimo el uno. Explorando las cifras, se encuentra que el 62.5 \% de nuestros colegios públicos son calificados con puntajes inferiores a 0.6. Y no menciono el mínimo asignado, por eso que llaman vergüenza ajena.

De esta situación alguien tiene que tener la culpa. Se ha observado en los últimos años como el énfasis en la educación, se hace en torno a la cobertura que indudablemente también es necesaria, pero se deja por fuera los otros factores que tienen que ver con el sistema de calidad de la educación.

¿Quién responde por esto? La Nación y las entidades territoriales, acorde con la Constitución y la Ley, son los que tienen que responder por los servicios educativos integrales para que estos sean de alta calidad. Y esto también incluye los inmensos recursos que se destinan regional y nacionalmente a los planes de alimentación escolar. Claro, que estos, ya sabemos que han sido y son despilfarrados, por no decir, esquilmados o robados por los gobernantes y la corruptela que los secunda. Claro, las cosas por su nombre.

El Plan de Desarrollo Departamental vigente “Unidos por el Cambio”, si bien incluye entre sus proyecciones el programa “Calidad, Cobertura y Fortalecimiento de la educación inicial, preescolar, básica y media”, deja ver sus prioridades en cobertura, planta física y alimentación escolar. Se sabe para dónde irá el gasto y la inversión: elementos que hacen falta para la calidad educativa pero que no tocan aquello de los procesos de enseñanza aprendizaje ni metodologías, ni contenidos programáticos, ni capacitación docente, por ejemplo.

Se destaca que el gobierno departamental haga esfuerzos por alcanzar la meta de gratuidad de la educación superior pero no debe olvidarse que esta masa estudiantil de tan baja calidad, es la materia prima básica para la universidad de la Guajira. Los frutos son mejores cuando la semilla es buena y no se le puede pedir peras al olmo. De allí también depende, y mucho, el desarrollo del departamento.

Mientras tanto, el gobernador actual y también los anteriores deben decirle a la gente por qué no han hecho nada visible por la calidad educativa de nuestros jóvenes, por qué la Constitución y sus postulados les importan un bledo y por qué cada vez más, ratifican que una cosa es lo que la constitución dice y otra, lo que los gobernantes hacen.

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