Mujer Wayúu y los saberes otros: un trenzado metodológico

Gabriel Segundo Iguarán Montiel
Gabriel Segundo Iguarán Montiel
Licenciado en lenguas modernas, especialista en pedagogía para el desarrollo del aprendizaje autónomo, maestrante en ciencias sociales, con estudios de Ciencias de la Educación superior, doctorando en ciencias de la educación.

El problema más desconcertante que afrontan algunas sociedades que coexisten con los pueblos originarios en Colombia y toda Abya Yala, está relacionado con la pregunta ¿por qué es tan difícil entender para ese alijuna nuestras realidades sociales y culturales que operamos desde la Ley de Origen? Por alijuna entiéndase alii ojunai “el que tira duro”, “el que golpea duro”, “el que mata”, versión original de la palabra surgida desde la colonia.

Hoy a la luz de la interculturalidad y de la emancipación, alijuna, el no indígena que acepta la diferencia y el respeto. Escribir nuestra historia de vida desde su esencia, desarraiga los prejuicios y estigmatizaciones coloniales que aún impera en nuestro Caribe colombiano.

Con la historia de nuestros ancestros deidades primigenias, se inicia el consecutivo de la mujer con la Madre Tierra. Mma ‘tierra’, ser hiperfemenino sin movimiento, distinto de Juya ‘lluvia’, su esposo, ser hipermasculino con movimiento. En el momento de la procreación, la tierra debe estar estática para no desequilibrar la llegada del semen de lluvia, las gotas que germina y reverdece la tierra para dar vida a la siguiente generación.

De igual manera, lo estático también representa el poder, la fuerza que ostenta lo femenino, de allí la prolongación del e’irukuu “apellido matrilineal” por la mujer Wayúu. Ka’i ‘sol’; masculino en occidente, para nosotros los Wayúu es masculino en las mañanas y en las tardes; cuando está en lo alto, cuyos rayos caen perpendicularmente a la tierra, es femenino ka’ikaa, distinto de ka’ikai que no quema, no maltrata.

Objetos materiales como kaasha ‘tambor’, instrumento que es femenino cundo no está en ejecución, cuando está en toque es masculino, hace erguir su pene “Jiera kaasha” que son las dos baquetas con que se toca el tambor. De igual manera el chinchorro representa la matriz o placenta de la mujer, son objetos constituidos desde la Ley de Origen.

Del chinchorro se pueden vislumbrar múltiples conceptualizaciones que van desde lo corporal hasta lo territorial, es decir, la existencia de una unidad entre la placenta, la matriz de la mujer y el chinchorro.

En el baile yonna la mujer cumple la función de puloowi deidad que hace encantamientos, el hombre, representa el viento, de allí que la mujer danza extendiendo sus brazos para sujetar el pañolón y lo hace detrás del hombre que va de espaldas, semejando un barco de vela que surca el mar y, la mujer con los brazos abiertos hace la manifestación de poder y el dominio del cuerpo en un espacio concreto.

Por consiguiente, el feminismo presente en las “cosas concepto”, no puede ser referencia en el papel de los pütchimaajana “seres expresivos” como la mujer, que asume toda esa herencia de nuestros ancestros primigenios que son sujetos planetarios de vida cósmica, que irradia energías a las tres generaciones sucesores y herederos de sus conocimientos sagrados.

Desde la academia y, a nombre de la “gran nación Wayúu”, referencio de manera general parte de nuestra epistemología propia para estar kapülainjirawaa “respeto mutuo entre personas” cada quien aportando su energía vital para estar en armonía y equilibrar la pervivencia entre seres humanos.

En tal sentido, la memoria debe ser la semilla heredada de nuestra abuela “Noche / Oscuridad”, a nuestras generaciones en cabeza de cada mujer oushuu abuela de cada e’irukuu territorial, que debe ser el motor institucional de los Centros e Instituciones etnoeducativos, para que sea aliento que aviva el quehacer de los maestros y maestras, para producir waüyee “semillas de vida”.

Como llamado para los Wayúu sapaiwashii “personas idiotizadas que no generan producto ni confianza en lo que dicen, los de cuerpo y mentalidad adormecida, los acalambrados de mente para defender sus principios”, los verdaderos wayuupai “persona con aroma a Wayúu; sin la esencia y la vitalidad del Ser, de allí el adormecimiento del cuerpo”.

Salgamos de estas categorías negativas, realicemos wayunkeera “construir con el pensamiento propio” para ser washirü ‘ricos’ en valores y costumbres, amantes de la vida y respetuosos de ella, el verdadero akua’ipa “acciones e imágenes captados por los sentidos desde el pasado según la mirada del presente” necesario para derrumbar el colonialismo interno que aún impera en nuestro país. Nnojoo weme’erainpalain wakua’ipa, kojutu watuman.

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