Crítica de una Nueva Prensa

Alfonso Povea Anichiarico
Alfonso Povea Anichiarico
Abogado, comisario Nacional de Policía, vicerrector administrativo y profesor de universidad del Tolima, juez penal municipal de Maicao, juez tercero de instrucción criminal de La Guajira, alcalde de Fonseca, asesor jurídico Caja de Previsión social de Cundinamarca y Notario Único de Riohacha durante 24 años.

Quisiera hablar hoy con un poco de temeridad, de lo que significaría para este convulsionado país, la capitulación de una prensa cuestionada, y la creación de una prensa nueva. Y como se trata de algo con riesgo permanente para los renovadores, quisiera hablar al mismo tiempo, para el grupo de periodistas y decididos estrategas que en sus publicaciones sean defensores de la verdad, la razón y la justicia.

No soy periodista, simplemente me considero ser un comentaristas más aficionado, que hace pública sus opiniones, cuando exista un medio eficaz para hacerlo, y que mis ideas encuentren un oído receptivo para entenderlas, aun cuando no las compartan. Pero yo sé que para algunos lectores, mis creencias entrañan una leve esperanza secreta para ellos de lo que afirmo.

En un principio muchos periodistas, antes de la corrupción, corriendo toda clase de peligro mortales en nombre de la libertad de expresión, querían dar a este país la prensa que merecía y que ya no tiene, pues se ha perdido en sus principios y en su moral.

El apetito desenfrenado al dinero y la indiferencia por las cosas que tenían alguna grandeza y valor, habían actuado al mismo tiempo para dar a Colombia una prensa que con raras y contadas excepciones, no tenían otro objetivo diferente que aumentar el poder de algunos y otro efecto, diferente que el de envilecer la moral de todos.

El ejemplo del inmolado Guillermo Cano Isaza, un hombre que defendió como periodista, con toda su grandeza espiritual, sin renunciar a su dignidad, para no desanimar a los periodistas en sus investigaciones y a la misma justicia; no ha servido de nada a muchos periodistas, para ser lo que hoy son.

Y no es difícil identificarlos porque han llegado a convertirse en lo que todo conocen como la vergüenza de este país sin doliente, donde impera el egoísmo y un sálvese el que pueda.

Nada es dado a los periodistas frenéticos y deshonestos, porque la grandeza de un periodista radica en ser mas fuertemente que su condición. Y si su condición insana es injusta, en la información, no tiene más que una manera de superarla, que es la de ser él consigo mismo justo.

Todo periodista puede ayudar a entender noticias mediante un conjunto de sugerencias que den su alcance exacto a informaciones en las que ni la fuente ni la intención son siempre evidentes.

Ya se ve que esto equivale a decir que los artículos de fondo tengan bases y que las noticias falsas o dudosas no sean presentadas como verdaderas. A esta amalgama de operaciones es lo que se puede llamar ‘periodismo crítico’.

Pero quizás solo puede bastar con lo antes dicho, si se empieza por analizar con reflexión, rectitud y cordura en ello.. Por tanto es necesario decir esto para recordar al que redacta y transcribe noticias día a día, que no deben olvidar la obligación de reflexionar y el escrúpulo que debe ser el de todo los periodistas.

Para decirlo una vez en forma clara y sencilla, que no debe olvidar el cometido de autocrítica que es tan necesario en este momento en este barullo jurídico institucional que vive el país.

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