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La vida del Wayuu en el desierto

Por Clímaco Rojas Atencio

La Guajira según censo Dane tiene 846.641 habitantes de los cuales el 43% de la población es Wayuu, que en su mayoría habita zonas desérticas, sobreviviendo por más de 500 años y desarrollan habilidades para garantizar su seguridad alimentaria.






Para conocer sus hábitos alimenticios fue necesario realizar varias visitas de campo, conversar con abuelas, tías y tíos mayores y además, observar la cotidianidad del nativo en el desierto de La Guajira.

Los wayuus conocen perfectamente las fases de la luna, con las cuales se orientan para realizar sembrados y la conservación de la cosecha, al igual son tenidas en cuenta para cortar madera y otros quehaceres propios de su cultura.
De acuerdo a su cosmogonía, han identificado dos épocas de lluvias: una corta Iwa (mayo y junio) y una larga Juyapu (septiembre, octubre, noviembre y diciembre). Al igual que reconocen dos lapsos de sequías: Jemiay y Joutaleu, tiempo de brisa y de hambruna.
Para el primer invierno de 40 a 50 días, realizan sembrados de procesos cortos con semillas denominadas Pejetshi: patilla, melón, maíz cariaco, maíz cuarentano y fríjol. En el periodo de 90 a 120 días de lluvia utilizan semillas más resistentes y las denominan Wattasu: yuca, ahuyama, maíz blanco, fríjoles y el sorgo.
Para la conservación de los granos hacen una troja y le colocan plásticos para filtrar los rayos del sol, eliminando así cualquier clase de insecto. La ahuyama resiste altas temperaturas y su almacenamiento puede durar hasta 6 meses.
Sin embargo, para la yuca el proceso de conservación es el secado, la parten en tajadas, la secan al sol y la muelen. Con la harina hacen mazamorra con leche, que resulta siendo un alimento vitamínico que los nativos le llaman Yahaus.
Los sembrados lo hacen en parcelas pequeñas, tratan de escoger la mejor tierra aunque los separe unos kilómetros de su vivienda; cercan con palos,  pocas veces utilizan alambre. Todo lo hacen con los elementos que tienen a la mano.
Cuando la cosecha esta lista, sin que se trastorne el proceso, demoran en recogerla con el propósito de mantener un equilibrio con la naturaleza, esperan que los animales de monte, domésticos y aves, crezcan y hagan parte de su cadena alimenticia.
No obstante, cuando siembran en abundancia no almacenan grandes cantidades, sólo lo necesario para subsistir entre siembra y otra. Con el resto hacen trueque, llegan a otras comunidades y lo cambian por carne y frutos del mar.
En su base alimenticia comen pringamoza (Yawa), tuna (Jamüche) y Pepino Wayuu (Shümuna), «se escoge la pringamoza tierna, se pasa por la llama y luego se tuesta, es como si usted se estuviera comiendo un plátano», indicó Zaida Cotes Aguilar, perteneciente al clan Ipuana y Autoridad Tradicional de Guaymaral, comunidad indígena ubicada en zona rural de Manaure.
La magia de la mujer indígena en la cocina

Las mujeres aprendieron a preparar alimentos sin condimentos, sólo utilizan orégano silvestre y sal; en muchos casos sin ella. Por ello, los alijunas (no wayuu), admiran cómo las nativas preparan comidas deliciosas y saludables.

Además, de la siembra se dedican a la vigilancia de los niños y adolecentes que pastorean el chivo y ovejo, éstos se alimentan de muchas plantas, a diferencia del ganado que sólo come paja.
 Esta diversidad hace que su carne esté sazonada. Su preparación la realizan de varias formas. Asada, guisada, frita, friche (comida típica wayuu) y en sancocho.
Cuando tienen abundancia de carne, la abren, la salan y la ponen a secar, esto lo denominan Ciina y los no wayuu cecina; la hacen desmechada, frita, asada, guisada y chapurana: en arroz sopé.
Como complemento alimenticio, para sus hijos utilizan semillas de ahuyama, totumo, patilla y de melón. La tuestan junto con el maíz, la muelen y la cocinan con leche.
El maíz
Es el fruto del campo que le da elegancia a la cocina además, de ser un alimento nutritivo lo guardan y lo consumen durante el año. Hacen mazamorra, arepa, bollo, maíz tostado, mazorca, harina y chicha.
Han combinado la mazamorra con la vainilla extraída del árbol de trupillo. La chicha, es alimento preponderante, con esta bebida atienden sus visitantes y con el tiempo han logrado saborizarla con frutos silvestres: iguaraya, aceituna, cereza, guamacho, guácimo y jobo, con estos también hacen jugos.
El café sin cafeína

Es una planta que el wayuu la denomina ‘Pulantana’, los no wayuu la llaman mata de platanito. De ésta hacen café, y según estudios de laboratorio no contiene cafeína, pero tiene casi el mismo color y sabor.

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Dice la señora Zaida Cotes Aguilar que conoció de la existencia de ésta planta hace más de 40 años, a través de su abuela Paya Ipuana, quien vivía en el sector de La Sabana, zona rural de Manaure. «Se recogía, tostaba, molía y a degustar el café».

Con la llegada del no wayuu a su comunidad y la salida de los nativos a la ciudad se han modificado sus costumbres. Las empresas productoras de minerales e hidrocarburos, han brindado oportunidad de trabajo al wayuu, lo mismo que las mujeres han salido a exhibir sus artesanías y con la obtención de recursos adquieren alimentos prefabricados y se han ido olvidando de lo autóctono.
Fundaciones han brindado asistencia técnica 
En la actualidad, fundaciones de esas empresas, intentan rescatar la tradición cotidiana de los nativos. Una de ellas, contrató por varios meses a Zaida Cotes Aguilar, la llevó a comunidades aledañas a la vía férrea y multiplicó sus conocimientos de la ‘Pulantana’ y sobre la variedad de semillas que nutren el alimento de los infantes.
En ese sector, los nativos han comenzado a sembrar la planta y producir ellos mismos el café, ahorrándose recursos importantes en la canasta familiar, puesto que es una bebida que no falta en la comunidad.
También esas organizaciones sin ánimo de lucro, estudian la posibilidad de hacerle entender al nativo que debe cambiar gradualmente su rebaño, de ovejo a chivo. Piensan entregarles hembras e inseminarlas con machos de raza.

El administrador agropecuario Ramasio Tiller Ipuana, dice que el ovejo sólo produce carne; mientras que el chivo es de doble propósito. Da carne y leche, alimentos importantes para niños y adultos.
Además, es un animal que no se amilana a la adversidad, su alimento son casi todas las plantas, consiguiéndolo por sus propios medios, para luego regresar a su rebaño. Sus pezuñas resisten el invierno, contrario al ovejo que es enemigo de la humedad y además, camina cabizbajo y termina perdiéndose, razón por la cual siempre debe ser pastoreado.
Los wayuus son una cultura rica en procesos de conservación y estrategias gastronómicas libres de conservantes y altas tecnologías. En nuestro departamento los alimentos más apetecidos por turistas y guajiros pertenecen a la base alimenticia del citado grupo étnico.
Por ello, hoy exhortamos a esta raza bravía a sostener con empuje sus valiosas costumbres, para transcender a nuevas generaciones y La Guajira sea reconocida por su gastronomía.