Las opiniones expresadas en las columnas de opinión son responsabilidad exclusiva de los autores y no representan necesariamente la posición oficial de laguajirahoy. Escríbale al autor a [email protected].
Los planos cartográficos elaborados por el instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), nos indican que La Guajira cuenta con el doble de la velocidad promedio de los vientos y la luminosidad más alta a nivel mundial. Este potencial de recursos eólicos y solares puede ser mayor que el potencial hídrico a nivel nacional, de donde generamos la energía del país.
Con la anterior premisa el gobierno nacional fijó una meta en su cuatrienio para pasar de producir 50 megavatios (MW) de capacidad instalada a 1.500 megavatios (MW) en fuentes no convencionales de generación de energía (energía renovable). Con esta apuesta se estaría pensando en una inversión en parques eólicos y granjas solares de US$ 1.300 y US$ 1.800 millones y extraer una reducción aproximada de tres millones de toneladas de CO2, equivalente a la siembra de 6 millones de árboles para generar oxígeno.
Visto este contexto de inversión se vislumbra unos nuevos escenarios que no deben ser vistos como “bonanza” sino como oportunidad de desarrollo para los guajiros. Con la experiencia que nos deja la explotación del gas y el carbón, ambas actividades extractivas de gran impacto ambiental que nos dejaron huecos y tubos que hoy hacen parte del paisaje de nuestro territorio y por demás el mal sabor de obtener por este panorama a cambio unas regalías como si estuviéramos recibiendo un favor de estas empresas.






Hoy con este nuevo panorama de generación de energía renovable, la cual va en dirección a la disposición mundial de realizar actividades productivas amigables con el medio ambiente en protección del planeta.
La Guajira alza la mano nuevamente al país y al mundo para decir que tenemos las condiciones territoriales para hacer parte de esta apuesta ambiental, pero me llama la atención que no hemos generado las condiciones para participar. Superando los errores del pasado, donde los verdaderos beneficios pasan a manos de las grandes corporaciones y dejándonos solo las afectaciones al territorio.
Creo que existen lecciones aprendidas, que por cierto han inspirado axiomas literarios convertidas en canciones del genero vallenato conocida como ‘la dama Guajira’ del maestro Hernando Marín. Para no repetir el pasado, hoy los guajiros queremos levantar la voz para solicitar una participación de equilibrio que debe estar representada en opciones de inversiones preferenciales ya que este negocio energético tiene dos componentes esenciales, que se constituyen en producir energía eléctrica y oxígeno.
Dentro del negocio de portafolio de inversión necesitamos hacernos parte con la adquisición de acciones preferenciales para los guajiros para que en justa proporción obtengamos beneficios a futuro para el porvenir de nuestras familias convertido en programas estatales vinculantes dentro de la estrategia de generación de ingreso.
Es un momento para buscar beneficios no solamente reflejados en “regalías”, lo pongo entre comillas porque aquí no se nos está pagando por un favor, sino por la rentabilidad de un negocio, en el cual hoy debemos hablar de renta en la inversión proyectada para ser vendida y comprada en bolsa de valores, democratizando las acciones en condiciones preferenciales para que los guajiros participen.
Con este nuevo enfoque del negocio energético se generaría un reto para los guajiros en favor de nuestros intereses supliendo el lamento en una gestión de pertinencia por la producción regional que incide en el Producto Interno Bruto (PIB) regional, donde puntualiza el concepto de competitividad territorial de quienes contamos con la dicha y la bendición de nacer en esta tierra que emana leche y miel. Es una oportunidad que nos da la vida para participar en la producción de energía renovable, abandonando el pasado de la producción extractiva y contamínate.