El Maíz en la cultura popular guajira

Luz Sandoval Solano
Luz Sandoval Solano
Tutora de inglés y francés en Instituto Alcalá de soledad, Licenciada en teología por la universidad Bautista, estudiante de Humanidades y Lengua Castellana en Universidad del Atlántico, escritora.

Teniendo en cuenta la variación esquemática bajo la cual el maíz funciona como principio unificador enmarcando los rasgos culturales del guajiro, es posible afirmar que toda esta versatilidad unificadora tanto en el ámbito medicinal como ancestral cultural se debe a la aparición del oro granulado en el país.

El maíz además de ser un ingrediente de suma importancia empleado en la gastronomía Guajira, siendo participe además  en todas las regiones del país, es así como permea en la formación identitaria del colombiano, esta significancia, en el colectivo cultural, tiene un trasfondo, evidenciado en los conceptos  que recurriendo a la sabiduría popular y el análisis socio-critico serán tratados a continuación a fin de visualizar y ahondar paulatinamente en la conceptualización histórica del maíz en su máxima expresión.

Primeramente, la cultura popular guajira parte de un concepto meramente antropológico que es concerniente a aquellas cosas que hace o que ha hecho el pueblo; asimismo, hace alusión a las costumbres y tradiciones del pueblo guajiro, de ahí que el maíz, ha estado presente desde los inicios del pueblo con incidencia cultural del wayuu ulterior, como sustento y continuando a ser legado ancestral en calidad de sanador y milagroso debido a la cosmovisión cultural aportada por cada pueblo guajiro quien adoptó estas creencias.

Antropológicamente resulta útil analizar entonces la distinción entre pueblo y no pueblo es decir el pueblo y las clases pudientes, ya que en realidad está cruzada con otra distinción, es la distinción móvil entre la cultura de elite y la cultura de la periferia.

En este sentido, puede afirmarse que el legado del maíz es perteneciente única y exclusivamente a la cultura de periferia, la clase pobre, obrera y menos pudiente de la sociedad. Quienes en su colectivo tienen como referente las bondades del maíz, reafirmadas en las coplas, poemas y creencias ancestrales en las cuales le es conferido al maíz el poder mágico, sanador y hasta meritorio para concretar amores.

En este orden de ideas, se encuentra además el análisis del pueblo turbulento, la tensión y asimismo la resistencia ante las circunstancias que este debe pasar dejando ver un estado de equilibrio estático pero a la vez undívago frente a los nacientes conceptos para con los cuales coplas enmarcadas en el enamoramiento toman como significantes otros aspectos de la naturaleza para consolidar, la angustia, la tragedia, el descontento y las benevolencias o castigos de un Dios creador.

Es entonces donde resulta propicio mencionar la importancia que los muiscas le dieron al maíz, importancia narrada línea tras línea en las crónicas del inca Garcilaso de la vega, de las cuales se puede extraer además, que es el maíz, la planta herbácea que mayor perdurabilidad ha tenido en la fauna americana, debido a que los europeos al llegar intentando someter a quienes aquí habitaban hicieron manipulación del entorno sembrando plantas venenosas que dadas las condiciones terminaban por añejar la fauna y flora aquí existente. En medio de tales circunstancias, el muisca se aferró al maíz, le hizo culto e hizo ungüentos protectores para alejar el mal y este les hizo ganar muchas guerras y perdura hasta el día de hoy.

Consecuentemente, el maíz que ha perdurado en Colombia y su cultura es el mismo que se originó o en el valle de Tehuacán en Puebla, allí fueron encontradas muestras de maíz cultivado que datan de 7.000 años, fue el cultivo característico de las ulteriores culturas mesoamericanas.

Es tal su perdurabilidad que, 1538 Gonzalo Jiménez de Quesada, fundó un asentamiento en un lugar sagrado para los muiscas, y este actualmente es conocido como el chorro de Quevedo, este sitio le rinde tributo a la bebida ancestral más antigua de Colombia: la chicha que tras provenir del maíz es parte también del legado cultural colombiano.

Ahora bien, concibiendo el maíz como cultura popular y ubicándolo a su vez en el régimen guajiro que proviene además de la gastronomía y creencia wayuu, resulta útil resaltar los innumerables beneficios que a este se le atribuyen y trascienden de lo ancestral a la materialización medicinal de un país, se usa para dar aliento al ganado, se usa para fortalecer al debilitado y en culturas como la indígena wayuu se emplea para dar todos los nutrientes a las jóvenes durante la menarquia y al igual que muchos siglos antes de que los europeos llegaran a América en la actualidad el maíz sigue siendo un alimento básico en las demás culturas americanas.

En cuanto a los orígenes de este grano sagrado se cree que la aparición de este se remonta a obtención de un mejor grano,  desarrollada a partir de un maíz silvestre que hoy ha desaparecido, es así como diversas matronas wayuu y líderes de otros grupos indígenas lo afirman.

De modo que, no tienen gran importancia sus raíces pues la cultura popular se ve reflejada en aquellas formas o actividades que han quedado incorporadas como tradiciones, sin importar en absoluto la clase ni raza de procedencia si no su perdurabilidad, de modo que, si se quedaron incorporadas en las prácticas culturales ya son cultura popular.

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