Gente anormal en un mundo de bazofia

Luz Sandoval Solano
Luz Sandoval Solano
Tutora de inglés y francés en Instituto Alcalá de soledad, Licenciada en teología por la universidad Bautista, estudiante de Humanidades y Lengua Castellana en Universidad del Atlántico, escritora.

El mundo de hoy está cargado de construcciones mecánicas, la espontaneidad e identidad se han perdido.

La espiritualidad se ha archivado en el cajón del olvido, la realidad globalizada es un pequeño todo, envuelto en una gigantesca nada.

La ancestral Guajira que, desde el inicio de sus tiempos se ha caracterizado por su comunión con la naturaleza se ha visto afectada por la colonización de la globalizacion la cual, manejando las mentes del guajiro actual se ha encargado de sistematizar y abolir el concepto de identidad considerando «anormal» todo aquello que se salga de su molde.

Los parámetros de lo normal y anormal están delimitados por los deseos de ser y encajar en la sociedad en que vivimos, de modo que, existen tantos estereotipos como personas; existen tantos límites ante lo que deseamos que optamos por conformarnos con ser lo que esperan de nosotros y nos olvidamos de ser lo que esperamos nosotros mismos “de mí para mí”; es así como wayuunkerras de arcilla y majayuts de oro dejan de vestirse de sol, archivando en el cajón del olvido sus mantas que solían ir desde el cielo hasta el suelo, cambiando su herencia y tradición por la última tendencia en moda publicada por Kylie Jenner… el mundo sería mejor con más gente capaz de ser “anormal”.

Con el pasar de los días la vida se va tornando gris, los cielos van perdiendo su brillo y color, transformándose en un gigantesco espejismo de ilusiones y sueños jamás realizados, las montañas pierden su color natural, llegando a ser solo un montón de edificaciones y centros comerciales que parecer ser la fuente de la eterna felicidad para millones de seres humanos que entran y salen como pequeñas hormigas de su agujero.

Las ciudades se reducen a ruinas humanas, pues la humanidad vive hechizada en un mundo de fatalidades, engaños e ignorancias, convirtiéndose en una sociedad enferma (sociedad del tener y querer) que se ha transformado en un gigantesco manicomio regido por la idea del consumismo.

Los pueblos guajiros cada vez promocionan menos su riqueza cultural y sus más altos representantes cada vez disminuyen más sus propósitos de hacer notar su arraigo, las huellas de sus ancestros empiezan a borrarse y ellos se han desviando de su camino.

El mundo se ha vuelto un espiral que por algún sin sentido vuelve siempre al comienzo, que por alguna razón lo que llaman avance termina siendo retroceso, ¿qué hay de las grandes maquinarias que contaminan mares y ríos? ¿y qué hay de las infinitas torturas que por años ha sufrido la guajira, con fines lucrativos? ¿A dónde se ha ido la humanidad, dónde está el amor e identidad para con sus tierras?  La tierra muere de forma conjunta a la identidad cultural por la supuesta sabiduría, el supuesto avance que nos da felicidad momentánea y acabará matándonos y morirá también lo que queda de nuestro mundo.

 A la tierra le urge un descanso y a la humanidad una recapitulación.

Lo realmente cierto es que cada amanecer constituye el final intermitente de lo que hoy conocemos como sociedad (conjunto de personas con suficiente conciencia que se reúnen con el fin de crear estrategias para mantener un supuesto orden); y cada anochecer se convierte en una esperanza para aquellos humanos que aún intentamos salvar esta sociedad, con un nuevo pensar y siendo más humano que persona. (Me permito hacer referencia a seres envueltos en el diseño mecánico de nuestro pequeño mundo de bazofia con el término “persona”)

Desde mi no muy cómodo rincón de vacío donde está escondido mi punto de vista con tantas ansias de salir como de ocultarse, considero que el guajiro actual está enfermo por el afán de idealizar estereotipos y etiquetas socioculturales que no conducen a nada o que, si bien me lo permite el término, conducen a una utópica nadería fijada en una nada intangible.

Aún hay esperanza de salvar esa tradición ancestral para seguir dejando huella, aún hay como preservar las riquezas naturales, aún hay como volver a proyectar identidad desde la originalidad ancestral guajira, la solución radica en atreverse a ser parte del minúsculo grupo de anormales en este mundo de bazofia.

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2 COMENTARIOS

  1. Muy interesante el tema tratado por esta periodista joven.Su estilo de lenguaje crítico y en forma poética nos hace reflexionar que no podemos perder nuestro sentido de pertenencia por nuestra tierra y su base cultural y prestar atención en lo que nos estamos convirtiendo como seres desequilibrados mecanizado por el consumismo.

  2. No conozco la historia ni cultura de la guajira pero es bueno que llame la conciencia para preservar la cultura 👍

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